Más de 200 camiones y varios cientos de bolivianos y argentinos residentes a uno y otro lado de la frontera circulan diariamente por el paso Salvador Mazza - Pocitos, en el noreste salteño. Muchos lo hacen repetidamente, cargando en sus espaldas o en carros, varios kilos de mercadería. Son los bagalleros que, mediante una suerte de "exportación hormiga", transportan productos argentinos hacia Bolivia.
Otros son habitantes de Salvador Mazza, que caminan hasta la gran feria ubicada junto al paso, en el denominado Pocitos Boliviano, o que se trasladan un par de kilómetros al norte, hasta la pintoresca ciudad de Yacuiba, donde las plazas verdes y prolijas sorprenden a los visitantes. La amplia calle Comercio presenta un puesto tras otro, donde todo se vende en las veredas, a la sombra de los toldos y las lonas.
Además, esta conexión binacional es la puerta de ingreso de centenares de bolivianos radicados en Argentina, que anualmente regresan a su país, a visitar a familiares. "La mayoría retorna porque van de visita, aunque también hay de los denominados ´golondrinas´. No obstante, los que conocen las bellezas de la Patagonia, generalmente se instalan para siempre", asegura Juan Carlos Espinoza Quintanilla, cónsul boliviano en la región.
También, cotidianamente, el paso es el punto por el que acceden a Argentina aquellas familias que buscan mejor suerte en otras tierras. Dejan atrás el altiplano y parten en procura de mejores condiciones de vida, muchos de ellos, para instalarse en los valles rionegrinos. "En Río Negro calculamos que hay entre 35 y 40 mil bolivianos; en Viedma, la comunidad constituye el 6 ó 7% de la población total, en Ushuaia cerca del 8% y en Madryn, el 16%", afirma Espinoza Quintanilla.
El paso fronterizo, que conecta la pequeña ciudad salteña con el sur boliviano, se convirtió en los últimos años, en la principal vía de comunicación entre ambos países. "El asfalto de la Ruta 9, concretado hace pocos años desde Yacuiba hasta Santa Cruz de la Sierra, ha hecho que éste sea el camino más fácil para el transporte de cargas", admiten las autoridades de la Aduana Argentina que han visto desbordado su espacio y que tramitan actualmente la construcción de lugares más cómodos donde poder llevar adelante el control conjunto.
En comparación con La Quiaca (Jujuy) - Villazón y Orán (Salta) - Bermejo, Salvador Mazza - Pocitos se constituyó en la alternativa más cómoda. Actualmente, desde la Patagonia, gran cantidad de bolivianos regresa a su terruño a verificar el estado de las precarias viviendas y el pedacito de suelo que allí quedó cuando llegó el momento de buscar suerte en Argentina.
El tránsito por el puente sobre la quebrada que separa un país del otro es permanente y vertiginoso. Vistas desde la altura del balcón del edificio de Martín, un joven comerciante boliviano, las personas parecen hormigas que van y vienen sobre la estrecha callejuela. Predomina el azul de las pecheras de los "bagalleros", que corren para buscar mayores ganancias. A los costados, la feria ofrece de todo y para todos a precios accesibles, en comparación a los costos argentinos.
El humo de los carros de pollos fritos atenúa los llamativos colores de las vestimentas típicas. Las barreras y dos tinglados con una edificación en el centro, indican la ubicación del puesto de control de la Aduana, la Gendarmería y Migraciones, en jurisdicción nacional. Al otro lado, una serie de oficinas, con uniformados en las puertas, constituyen las sedes oficiales de los organismos bolivianos.
Sobre el puente, los micros esperan a sus pasajeros, que culminan los trámites migratorios para emprender el viaje; algunos, hacia el norte boliviano, y otros, hacia Argentina. "Llenitos pasan los colectivos, sobre todo ahora que hay festividades en Cochabamba y la gente va para allá", asegura Martín mirando a lo lejos desde su sitio privilegiado. Parado allí observa todo el paisaje y el trajín del puente. A la distancia, por los pasos no habilitados, camuflados entre los árboles, se suelen presumir otros movimientos, más sutiles, que Martín demuestra conocer, pero sobre los cuales da pocos detalles.
PEDRO CARAM
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