La previa del boliche se ha convertido ya en un ritual infaltable entre los jóvenes. Esta nueva cita consiste en reunirse en algún lugar o en la casa de uno de ellos para consumir alcohol. Esto es lo más común entre chicos de 14 y 17 años. Lo hacen para prepararse y enfrentar la noche que desembocará en el boliche ya "listo" (con mucho alcohol encima) para que sea "más divertida, más larga y llena de sorpresas".
Esta nueva movilidad, que se ve tanto en Río Negro como en Neuquén, cuenta con la increíble complicidad de los padres. Es común que cada fin de semana los chicos, en grupo de no menos de 15, se reúnan en la casa de alguno de ellos, previa autorización de algún mayor, para prepararse y afrontar lo que va ser la noche del boliche.
Este nuevo rito no es lo último en la antesala de las salidas nocturnas, lo que sí resulta novedoso que se reúnan en la casa de uno de ellos con una cargamento increíble de alcohol que termina de sorprender a más de uno cuando se conoce de qué se trata esta nueva experiencia.
Todo comienza el día anterior. Cuando los grupos de amigos deciden cómo será la salida sabatina. Si hay algún cumpleaños o fiesta previa la cosa es más sencilla.
Pero si la idea es caer en un boliche bailable todo cambia. El primer paso es elegir en lugar de encuentro antes de ir a bailar. La elección no es fácil. Hay que encontrar a alguien cuyos padres no pongan demasiadas objeciones para juntarse en la casa. "La idea es que papá o mamá crea que nos juntamos para irnos todos juntos al boliche... después vemos cómo llevamos la bebida", comentó Sebastián, de 16 años.
Una vez que un padre accedió al pedido la próxima es enviar un mensaje a los celulares o al facebook al grupo diciendo: "A las 11 en lo de Gero". Luego es saber con cuánto dinero van a contar para la compra colectiva de bebidas. Esta parte es la más complicada de todas. "Hay que poner no menos de 10 pesos cada uno. Sino no alcanza para nada", dijo Macarena, de 16 años. Una vez que el dinero se juntó, viene el capítulo de decidir qué se va a comprar y dónde.
"Mirá, si van los chicos y uno de ellos es muy zarpado, podés a llegar a tomar cualquier cosa. Por eso tratamos de que cada uno diga qué quiere tomar, porque sino después se arma lío y queda mucho sin probar", agregó Sabrina, de 15 años.
Sin duda cuesta creer que este ritual tenga tantos códigos y se cumplan cada fin de semana. También cuesta creer que los chicos piensen que es una diversión y no un peligro para la salud.
Sábado a la mañana comienza el operativo compra. Muchas veces y lo que parece imposible que suceda es que los padres aceptan comprar la bebida que su hijo o hija les pide. "Es una fiesta. Él sabe que lo hacemos para divertirnos. Muchas sabemos cuando parar, pero lo chicos son lo que no tienen límites. Los chabones toman y toman y luego se dan vuelta y no saben para dónde tenemos que arrancar", dijo Camila, de 17.
Si bien resultó imposible ingresar a una de estas previas, algunos de los pibes nos contaron como son. "Mirá no hay que hacer tanto lío. Hay cosas peores... nosotros tomamos un poco y listo. Alguno se pasa de raya pero es porque no sabe tomar o no se da cuenta que si te hacés el loco vas derecho al hospital", comentó Nacho, de 16.
Si la compra la hizo un padre porque su hijo le dijo que era una fiesta en la casa de Santino o Paz es como si se hace en una casa todo está bien. La pregunta obligada es siempre la misma: "Van a estar los papás de Catalina, no?". Siempre la respuesta es afirmativa y ese es el aval para que permitan el encuentro. En realidad no es una fiesta, es la preparación para una fiesta.
Cuando este diario habló con un grupo de chicos que el último fin de semana habían armado la previa, contaron cuál había sido la compra: Fernet, Vodka, Gin, vino, Gancia, jugos, Tequila, algún energizante y gaseosas. "Uno mezcla lo que más le gusta... Un día tomo Vodka con Gancia... otro Fernet con Coca. Vale todo, pero lo bueno es no rayarse y matarse", contó Ramiro, de 17.
Pero ante toda esta preparación para armar la previa cuesta creer que sea en una casa... con los padres como controladores. La previa suele durar hasta las 2 o 3 de la mañana y luego al boliche. "Ahí ya no tomamos. Está muy controlado, pero siempre hay un amigo mayor de edad o un primo que te compra bebida, normalmente un Daikiri o una cerveza... pero nada más. Si te enganchan en el boliche te echan. Lo bueno está en la previa, donde tomamos lo que queremos", dijo Jorgelina, de 16 años.
Así es la previa. En este caso tomado desde un grupo de menores. Las hay donde ya son mayores, entre 19 a 25 años. Éstas son más dura, más largas y suelen terminar con alguien en el hospital con una intoxicación alcohólica o lastimado en una pelea.
"La previa es lo más barato para pasarla bien. Gastás menos y tomás más. Vas al ´súper´ y conseguís todo más barato para tomar tranquilo por largo rato. Armamos la jarra atómica y listo. Este trago lo armamos mezclando algún jugo de fruta, una bebida blanca, preferentemente Vodka o, Tequila y alguna pastillita (clonazepan, es la última moda ya que reemplazó al valium, lexotanil, y el prozac). Cuando llegas al boliche con una cerveza o un ´fernando (Fernet con Coca)´ terminás la noche. ¿Cómo? Y mal... después dormís todo el domingo y listo", contó Jeremías, de 19.
Sin duda que esta nueva opción para armar una salida es un peligro latente. Son chicos y pocos conscientes de lo que puede generar para su salud una excesiva carga de alcohol de la mano del descontrol.
Pero no hay que pensar que esta nueva actividad es exclusiva de los argentinos. Por ejemplo, los españoles hacen "botellón", se juntan en plazas y lugares cercanos a las discotecas a tomar bebidas alcohólicas, muchas veces adentro de los autos. En México le dicen "precopas", donde todos toman diferentes bebidas, pero la cerveza, el tequila, vodka y energizantes están al orden del día. El pregame o preparty se realiza en los Estados Unidos, al igual que el vorglühen alemán y el aperitivo de los italianos. Los jóvenes se juntan a las 19 en un bar, y alrededor de las 23 van a las discos.
A diferencia del resto, los guatemaltecos y los franceses todavía no bautizaron a la costumbre de tomar algo antes de salir, aunque religiosamente lo hacen. Lo que cambia es la apertura de los boliches, ya que lo hacen a las 19, por lo que la previa comienza mucho antes, a las 12, con 2x1 happy hours".
JORGE SUáREZ
jsuarez@rionegro.com.ar