PITTSBURGH.- Los presidentes de las principales economías del mundo, que han virado de un temor llano a un optimismo cauto, llegaron anoche a Pittsburgh para analizar la manera de fortalecer la recuperación de la economía global.
La cumbre comenzó con la reforma del sistema financiero y de las instituciones multilaterales como principales puntos de debate.
El presidente estadounidense, Barack Obama, recibió a los participantes y a sus cónyuges en el jardín botánico Phipps Conservatory, para agasajarlos con una cena de gala antes de las reuniones que se llevarán a cabo durante toda la jornada de hoy.
Las perspectivas económicas lucen mucho mejor que hace un año, pero aún permanecen las divergencias sobre el alcance de las reformas. Los países industrializados detienen más de la mitad de las cuotas del FMI, y los emergentes del BRIC (Brasil, Rusia, India y China) reclaman un traspaso a su favor de 7%, en función del peso que sus economías adquirieron en las últimas décadas. Ese traspaso afectaría sobre todo a los europeos, que tienen actualmente más de 32% de las cuotas. El reequilibrio de las cuotas de poder en las instituciones multilaterales es uno de los puntos principales a debate en Pittsburgh.
Los gobernantes parecieron estar cerca de un acuerdo en uno de los puntos más controvertidos, que es cómo restringir las prestaciones de los banqueros.
La inquietud sigue latente, pero esta cumbre de las 20 principales economías del mundo parece libre del ambiente de crisis que gravitó sobre las dos anteriores.
En las calles había cierta zozobra. La policía arrojó granadas de gas lacrimógeno y humo a los manifestantes, los cuales desoyeron los llamados para que se dispersaran e hicieron frente a los agentes con recipientes de basura y piedras.
Un año después de que estalló la crisis financiera, los mandatarios tuvieron una agenda sin temas generadores de pánico para la cena que marca el empiezo de la reunión y que será seguida por un día completo de conversaciones.
Los gobernantes tomarán el pulso a la economía mundial para decidir si frenan los altos salarios de los banqueros, establecen reglas universales para las reservas bancarias y arman una estrategia encaminada a suspender los programas de estímulo económico por varios billones de dólares.
En el asunto de los salarios de los banqueros, los europeos promueven límites rigurosos a los salarios y bonos de los ejecutivos de instituciones financieras para evitar que sean favorecidos por las acciones riesgosas que contribuyeron a la crisis financiera.
Estados Unidos favorece algunas restricciones, pero desea que estén vinculadas al buen estado de las empresas respectivas, y no fomenta límites numéricos como plantean Alemania y Francia.
Por otra parte, el primer ministro británico Gordon Brown dijo que propondrá que el G-20 reemplace al Grupo de los Ocho, de las naciones más industrializadas, en su papel como la junta de directores de la economía mundial.
Brown agregó que esperaba que el G20 aceptaría un nuevo pacto sobre empleo y crecimiento impulsado por el presidente estadounidense Barack Obama, quien llegó procedente de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
Obama, quien llamó a la reunión en Pittsburgh "una verificación de cinco meses´´ después de la de abril, quiere que el grupo acepte un acuerdo de referencia que promueva un crecimiento más equilibrado. (AP y AFP)