MOSCÚ (AP).- El Kremlin obtuvo exactamente lo que buscaba cuando Estados Unidos canceló su plan de emplazar un escudo de defensa antibalístico en Europa oriental. Y Moscú no perdió tiempo en demostrar, por lo menos en público, que no cedió nada a cambio y que, por el contrario, piensa presionar a Washington para que haga más concesiones.
Irán y sus intenciones nucleares se ciernen sobre la decisión anunciada el jueves por el presidente Barack Obama de cancelar el escudo de defensa antibalístico en Polonia y la República Checa. Pero no muy lejos de la superficie aparecen temas más complejos como la suerte de unos de los aliados más incondicionales de Washington en el antiguo bloque soviético y sus temores a su gigantesco vecino del norte.
Por ahora, Rusia parece tener la mejor baza: el Kremlin puede pavonearse ante sus ciudadanos ante la superioridad con que trata a los estadounidenses al mismo tiempo que se burla de los polacos.
La Casa Blanca confía en obtener una mayor cooperación con Moscú en el caso de Irán y otros temas internacionales latentes, lo que dista mucho de ser realidad.
El día que Barack Obama ganó las elecciones el año pasado, el presidente ruso Dmitry Medvedev, en lugar de felicitarlo, amenazó con emplazar cohetes Iskander de corto alcance en Polonia si Washington no derogaba su escudo.
El mismo día que Obama anunció su decisión de cancelar el escudo, Medvedev dijo que fue la medida acertada: un anuncio petulante de que no hizo concesión alguna y que tuvo aires de pontificación. "Si nuestros socios escuchan cualquiera de nuestras preocupaciones, por supuesto que consideraremos más cuidadosamente sus preocupaciones. Empero, esto no significa compromisos primitivos y canjes´´.