Fue sólo cuestión de tiempo. Los sentimientos encontrados chocaran dentro y fuera del edificio de Tribunales y comenzaron a reinar los gritos, los empujones, los insultos. Los jueces Marcelo Alvero, María Cecilia Maiza y Daniel Llanos prácticamente debieron huir de la sala, mientras decenas de policías intentaban con poco éxito controlar la situación. El enfrentamiento entre familiares y amigos de las víctimas y defensores de Chabán y Callejeros se tornó incontenible, se arrojaron objetos contundentes, hubo golpes de puño y corridas que siguieron en las calles y por más una hora.
"Una vez firme que sea la presente sentencia (?) dispónese la inmediata detención de Omar Chabán, Diego Marcelo Argañaraz, Carlos Rubén Díaz, Fabiana Gabriela Fiszbin y Ana María Fernández", alcanzó a leer entre los gritos el juez Alvero.
Pero para entonces lo que dijera el juez era secundario. Afuera habían comenzado las corridas y adentro volaban puñetazos, carteles y hasta zapatos.
En la calle, los seguidores de la banda festejaban la absolución, lo que para los sobrevivientes y allegados a las víctimas fue, ni más ni menos, que una burla.
Guardias de Infantería debieron usar dos camiones hidrantes para despejar las calles aledañas a Tribunales. Pintaron de azul a todas las personas que se encontraban en la puerta, quienes -según expresaron después los familiares- "sólo querían salir para poder abrazarse con los de afuera". Hubo varios lesionados y descompensados que debieron ser asistidos por personal del SAME. Uniformados también sufrieron golpes, ya que por momentos las mismas vallas que se habían colocado como seguridad fueron arrancadas y usadas para impactar contra el cordón policial.
Los familiares y amigos que reaccionaron con menos violencia, hicieron una movilización espontánea hasta "el santuario", donde funcionaba Cromañón. Allí se ubicaron detrás de una bandera que decía: "El fin del juicio no es el fin de la lucha".