La negociación entre la empresa CAPSA y la Asociación de Empleados de Comercios (AEC) aparece como compleja y aparenta postergar a los trabajadores a un segundo lugar. En la práctica, ni en el corte de ruta ni en las negociaciones tienen un representante directo, ya que la mayoría trabaja en el centro invernal.
Por ello, la representación de los empleados de CAPSA (fijos y temporarios), aparenta ser el centro del conflicto. La elección de sus delegados fracasó, ya que tres de las cuatro listas fueron objetadas y finalmente una minoría votó a delegados que no tienen representatividad.
En privado, numerosos trabajadores dicen estar desconcertados y negarse a elegir entre Walter Cortés y Juan Cruz Varela, las caras visibles del conflicto. Tampoco tienen la posibilidad de elegir, pues para algo así nunca habrá un plebiscito.
En la montaña tampoco hay consenso a quién apoyar. La Asociación Empresarial del Área Catedral, merced a los buenos oficios de su presidente, Alberto del Giúdice, lo único que logró es acercar a las partes. Muy poco para una entidad que dirigió el centro invernal durante las dos últimas décadas y perdió todo poder con la municipalización.
Desde la empresa objetaron a los interlocutores que presenta el gremio. Ejemplificaron con la concejal Silvana Cameli, quien integra la comisión directiva de la AEC y participó en la negociación del contrato. Asimismo concurrió a fiscalizar la elección de delegados y por otra parte controla a la empresa desde su puesto en el Enrecad y también influye en la municipalización como concejal.
Por su parte, la asociación mercantil esgrime como carta de presentación mejores condiciones de trabajo y denuncia "aprietes" antisindicales de la patronal. Una de sus mejores "cartas" esgrime las diferencias en el directorio de CAPSA, que dividen a la empresa en dos. (AB)