Hace 40 años, Neil Armstrong se convertía en el primer hombre que pisaba la Luna, realizando uno de los sueños más antiguos de la humanidad.
Con esta hazaña, Estados Unidos se impuso ante la Unión Soviética en la conquista del espacio. El 20 de julio de 1969, Armstrong comprendió el alcance histórico del evento, seguido en directo por cientos de millones de telespectadores, y pronunció una frase legendaria: "es un pequeño paso para el hombre, un paso gigante para la humanidad".
La aventura del programa Apolo, que llevó a doce astronautas a la Luna en seis misiones, entre 1969 y 1972, había empezado ocho años antes con el propósito del presidente estadounidense John F. Kennedy en mayo del 61 de "poner un estadounidense en la Luna antes del final de la década".
"Fue ante todo una decisión política", considera John Logsdon, uno de los conservadores del Museo Nacional del Aire y del Espacio en Washington.
En plena Guerra Fría, la Unión Soviética adelantaba a Estados Unidos en la carrera espacial con la puesta en órbita en 1957 del primer satélite, Sputnik, seguido en 1961 por la llegada del primer hombre al espacio, Yuri Gagarin. "La Unión Soviética había logrado convertir sus éxitos espaciales en una medida de su poder y de los logros de una sociedad moderna y envidiable, entonces el presidente Kennedy consideró que no era bueno para los intereses de Estados Unidos dejar que los soviéticos sacaran partido de sus hazañas", explicó John Logson.
Gracias a su prosperidad económica y su capacidad tecnológica, Estados Unidos pone en marcha rápidamente el programa Apollo, con un costo de 25.000 millones de dólares en 1969, lo que hoy en día equivaldría a 115.000 millones o a multiplicar por seis el presupuesto de la NASA.
Pero la misión Apolo sufre reveses. En 1967 un accidente en tierra cuesta la vida a tres astronautas.
La primera misión importante tiene lugar en diciembre de 1968 con Apolo 8, con el primer vuelo habitado alrededor de la Luna. Esta misión histórica es seguida seis meses más tarde por Apolo 10, segundo vuelo de reconocimiento lunar con otros tres astronautas a bordo.
El 16 de julio de 1969, Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Mike Collins se instalan en el módulo de comando Columbia de la nave Apolo 11, situada en la cúspide del cohete Saturno V. El enorme cohete de 111 metros de altura sale de la plataforma de despegue del Centro Espacial Kennedy (Florida, sudeste) a las 13:32 GMT.
Cuatro días más tarde, a las 20:18 GMT, Buzz Aldrin logra aterrizar manualmente el módulo lunar, llamado Eagle (el águila), en el Mar de la Tranquilidad. Neil Armstrong, el comandante de la misión, anuncia entonces al centro de control: "Houston, aquí la base Tranquilidad, el águila aterrizó".
El 20 de julio, a las 2:50 GMT, Armstrong sale de su módulo lunar con una escalera demasiado corta y tiene que saltar para llegar al suelo, que toca exactamente a las 2:56 y 48 segundos GMT. Veinte minutos más tarde, Buzz Aldrin se reúne con él. Los dos hombres van a pasar 21 horas en la Luna y traerán 21 kilos de rocas. Sobre el terreno dejan una bandera estadounidense y una placa de metal con un mensaje de paz del presidente Richard Nixon.
El módulo despega para unirse a Columbia en la órbita lunar, donde les espera Michael Collins. El 24 de julio la cápsula ameriza en el Océano Pacífico.
En el 2004, los estadounidenses lanzan el programa Constellation con el objetivo de volver a mandar al hombre a la Luna antes del 2020; se trata de una etapa para la conquista de Marte, pero el presidente Barack Obama está revisando la oportunidad de la misión.
"El destino de la humanidad es caminar sobre otro planeta y lo podemos lograr..." estimó Buzz Aldrin en una entrevista a AFP, al tiempo que defendió los vuelos tripulados hacia Marte, sin pasar por la Luna, para ahorrar tiempo y dinero. (AFP)