L´AQUILA, Italia.- La crisis financiera le dio el impulso que necesitaba la joven alianza para consolidarse. Las decisiones más importantes del planeta ya no serán exclusivas de los países más ricos.
La más poderosa unión de economías emergentes, compuesta por Brasil, Rusia, India y China, mejor conocida como el grupo BRIC, se hace sentir cada vez con más fuerza, como lo muestra el enorme protagonismo que han adquirido las declaraciones de los jefes de Estado de estos cuatro países durante los días previos a la reunión del G8 en L´Aquila, Italia. El grupo, planteado en 2008, encontró en la crisis el mejor espacio para hacer su primera reunión y posicionarse en el escenario económico global.
Así lo muestra la atención prestada al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, cuando el pasado 6 de julio manifestó que veía pocas acciones de los países ricos para ayudar a las naciones pobres a enfrentar los efectos de la crisis económica mundial. Lula, quien participa en la reunión de los líderes de los principales países desarrollados, expresó: "Estoy viendo poco por parte de los países ricos en la ayuda que deberían dar. Necesitamos reclamar las cosas que decidimos que el FMI y el BM iban a hacer". El llamado cobra vigencia en momentos en que Brasil financió al FMI con la compra de sus bonos
Como él, son muchos los que consideran que las discusiones sobre la coyuntura económica mundial deberían realizarse en el seno del G20, grupo que reúne a más países en desarrollo, una idea que está calando desde la reunión de mandatarios de los países del BRIC del pasado 16 de junio en Rusia. "La verdad es que la situación es tan complicada que hoy es muy difícil que los países ricos adopten una postura que no tome en cuenta a los llamados BRIC", señaló Lula, quien ha dicho en reiteradas oportunidades que el G8 es un club restrictivo que no está en condiciones políticas de resolver los problemas económicos y sociales del mundo.