L´AQUILA, Italia (AFP) - El G8 espera encarrilar con algún tipo de normas las grandes compras de tierras arables en países en desarrollo, que ya provocaron la transferencia de propiedad de 15 a 20 millones de hectáreas en detrimento de los agricultores y del abastecimiento de los mercados locales.
En los últimos cuatro años, de 15 a 20 millones de hectáreas, equivalentes a la quinta parte de las tierras arables en Europa, se vendieron o alquilaron a largo plazo, entre gobiernos del Sur, o entre inversores privados y gobiernos, según la ONU.
Este fenómeno en expansión "podría tener un impacto negativo en el derecho a la alimentación y los derechos humanos, al apartar a los usuarios habituales" de sus tierras, estimó la ONU, puesto que la gran mayoría de las cosechas son exportadas hacia los países explotadores. En un momento en el que hay más de 1.000 millones de seres humanos que pasan hambre, los dirigentes del G8 anunciaron que por iniciativa de Japón propondrán un "código de buena conducta" que enumere "los principios y mejores prácticas en materia de inversión agrícola internacional".