No contar con la mayoría en el Congreso Nacional complicaría la gestión del gobierno hasta fines de su gestión, en diciembre del 2011.
El modelo económico K no tuvo en cuenta hasta ahora los consensos. Funcionó sólo con medidas compulsivas y golpes de timón avalados -cuando quisieron dar algo de institucionalidad- por una legislatura sin criterio propio.
Con un nuevo Congreso, el gobierno necesita replantear su estrategia. Esto no es sinónimo de grandes cambios: el modelo seguirá basándose en una paridad cambiaria competitiva, con ingreso de divisas para controlar el tipo de cambio y superávits gemelos. Buscarán, eso sí, volver a inyectar liquidez para llevarla a los niveles del 2007/2008.
Desde el centro del poder kirchnerista ya trabajan con un "Plan B" para poder compensar los posibles desvíos de "caja" que puedan existir con un Congreso que no le es afín; una herramienta de suma importancia que utilizó el gobierno para manejar el país.
- Para mantener el dominio sobre "la caja", estudia dar mayor autonomía a tres organismos clave sobre la recaudación: la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), comandada por el ultrakirchnerista Ricardo Echegaray; la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), al mando de otro funcionario del riñón K, Armando Boudou, y la Oficina Nacional de Control del Comercio Agropecuario (ONCCA), que maneja los subsidios al campo y cuyo titular es Emilio Eyras, mano derecha de Echegaray.
- Con la recuperación de los commodities en el mercado externo, el gobierno espera contar con las divisas suficientes para cubrir la dolarización de portafolios hasta fin de año. Pero independientemente de ello, ya están trabajando para controlar la compra de divisas para detener la fuga masiva de capitales que se está observando. No se descarta, en este sentido, una fuerte intervención y el desdoblamiento del mercado cambiario si la demanda de dólares supera las previsiones del oficialismo.
- El sistema bancario es otro de los segmentos de la economía que no saldrán indemnes de los posibles cambios a ejecutar por parte del gobierno. Analistas aseguran que existirá una fuerte presión para que las entidades bancarias pongan un techo a las tasas de interés. Esta semana, las activas cerraron por arriba del 45% anual, cuatro veces más de lo que están otorgando por el dinero que toman. Existen en el sistema bancario algo más de 30.000 millones de pesos que están disponibles para poder ser colocados en préstamos para el consumo. Una de las ideas del gobierno es reemplazarlos por los fondos que está hoy ofreciendo la Anses como créditos para reactivar la demanda. Se vuelve a hablar del "Bono del Bicentenario" que sería endeudamiento compulsivo al que serían sometidas las entidades financieras para que el gobierno pueda contar con estos fondos. En definitiva, la administración Kirchner buscará inyectar liquidez al sistema para reactivar la economía. Es consciente de que sin la vuelta del consumo, ni siquiera los números del INDEC entregarán datos positivos.
(Redacción Central)