Los pagos podrían ser analizados por su tipo. Por un lado, dejan al descubierto la precarización labora, ya que a gran número de trabajadores -en algunos casos profesionales- se les abonan entre 150 y 1.500 pesos por mes, sin estabilidad ni aportes. Se oculta detrás de estas becas contratos a personas que cumplen tareas pero mediante un mecanismo de pago que debería tener otro fin.
Otros casos son los empleados o funcionarios que suman a sus sueldos o dietas un plus monetario encubierto con el cobro de becas.
Y, además, están aquellos que las reciben para compensar los favores políticos, pero sin desarrollar tareas para el Estado. Los conocidos "ñoquis", dependientes de los diversos poderes del Estado.
Podría ser el caso de Francisco Maniak en San Antonio, quien tiene su estudio como maestro mayor de obras, y sin más tarea que la militancia en un partido satélite del oficialismo, recibe una beca de 600 pesos del programa Libertad Asistida. También el de Domingo Martínez, quien tiene un agencia de quiniela y cobra 1.500 a través de una beca del programa Acompañamiento Juvenil.
En síntesis, el caso de militantes o dirigentes barriales que trabajen para el partido y no para el Estado.