Sr. Gómez: creo que usted es consciente de que el hecho que observé relacionado con la vecindad de la UPCEFE y dos empresas privadas no es decoroso ni correcto. Su malestar -a juzgar por las consideraciones que hace sobre mi persona- indica que lo ha tomado como una cuestión personal. Y, al menos de mi parte, no lo es.
Vuelvo a formular un interrogante que ya efectué en otras oportunidades, para que comprendan cuál es el punto central. ¿Qué valoración le merece al lector el hecho de que en el mismo edificio donde se licitan obras públicas se encuentre una empresa constructora propiedad de uno de los encargados de realizar las licitaciones?
Considero que esto es reprobable en sí y no porque se trate de su persona. No creo ser yo quien se aproveche de algún atributo de un cargo. Usted es un funcionario de primera línea; tanto es así, que el cargo que ocupa depende directamente del gobernador de la provincia.
Desde mi punto de vista, un funcionario público -a diferencia del ciudadano común- debe cuidar puntillosamente su proceder de tal manera que lo que diga no encuentre contradicción con lo que muestra ni tampoco con lo que aparenta. No sólo debe desenvolverse dentro de la ley sino dentro de la ética y el decoro, en respuesta a la confianza que se le ha depositado al asignarle el cargo que posee, y en respuesta a la constante demanda de toda nuestra sociedad que diariamente exige más transparencia en la administración de la cosa pública.
Justamente esta facultad que usted tiene como funcionario público de tomar decisiones vinculadas con las cosas "de todos" y de administrar fondos también "de todos" lo exponen a la crítica, más que a otras personas. Pero también implica que al momento de dar las explicaciones se requiera algo más que sus dichos.
Lo que hago y digo no son especulaciones, malicias o miserias, como usted ha dicho, porque no soy el responsable de exponer a las personas como a las empresas a las situaciones que describe.
Como verá, no tengo ninguna animosidad contra su persona y mucho menos con las de su núcleo familiar. Tampoco es mi intención lesionar el honor de nadie. Ejerzo la responsabilidad que creo tener.
Una vez más, ya que lo mencionó, debo decir que el pedido de informe que motivó mi presentación nunca fue respondido. Al 20 de mayo existen tres que están sin respuesta (482/08, 1172/08 y 1174/08).
A pesar de haberse anunciado, usted nunca concurrió a la Comisión de Labor Parlamentaria de la Legislatura de Río Negro para informar distintos aspectos de los programas que están bajo su órbita.
En la presentación que realicé en la Fiscalía no hablo de vínculos, sólo describo lo que usted ya sabe.
Quisiera expresarme en esta carta sobre el tema del tránsito en la ciudad y el estacionamiento medido y pago, sistema que dista mucho de ser el adecuado y que en definitiva no presta el servicio para el cual fue creado.
En el centro, zona en la que se aplica este sistema, es difícil encontrar a los chicos ticketeros y muchas veces debo recorrer varias cuadras y perder un tiempo innecesario. En sí el servicio que dice prestar esta empresa es ineficiente. Por ello debería ser la responsable de efectuar algo al respecto, como tomar más chicos para la venta de los tickets o, como en algún tiempo se hizo, implementar los talonarios que el vecino compraba y en los cuales detallaba el tiempo que deseaba estacionar. Este sistema me parece más acorde y más útil, sobre todo porque el servicio se tiene que prestar de manera ágil y para que los que queremos estacionar en el centro o en sus adyacencias no debamos perder tiempo detrás de la persona que entrega los tickets.
Esta crítica es más que nada para que mejore el servicio, para que los responsables escuchen a quienes estamos involucrados en el tránsito diario y que vean que nos interesa la problemática de la ciudad.
También quiero referirme a la circulación vehicular, la cual día a día vemos bastante desordenada. Si bien algo ha mejorado, no alcanza a suplir la demanda de un parque automotor que ha crecido en este último tiempo.
"Dime cómo manejas y te diré quién eres", sería mi frase para este tema del tránsito y para el caos que se genera en horas pico, con toda clase de infracciones como por ejemplo: estacionar en doble fila -es lo más común-, pasar los semáforos en rojo, estacionar, obstruir las rampas para las personas, no hacer caso a la cartelería. En el centro hay varios que dicen no estacionar sobre la acera izquierda, pero los colectivos de línea que paran sobre ese lado en la esquina y doblan hacia la derecha entorpecen la circulación.
Tampoco quiero dejar de lado a las motos y bicicletas que andan en contramano, sin casco, por arriba de las veredas de las plazas y, además, ¿los bicipolicías pueden andar en contramano por las calles de la ciudad?
En fin, sin duda hay mucho por mejorar, yo lo veo a diario. Tal vez falte más control del municipio, de la policía y también que los que conducimos por las calles de Viedma seamos más responsables
"Es fácil advertir cuál es el nivel de convivencia"
Los vecinos del Bº UTEDYC, ubicado en el oeste de la ciudad de Neuquén, que necesitamos del transporte público, nos encontramos días atrás con la novedad de que los colectivos no podían entrar al barrio debido a un piquete en una rotonda adyacente. Con el transcurso de la mañana nos enteramos del motivo: era una manifestación de personas de barrios aledaños hartas del hostigamiento de parte de algunos vecinos del UTEDYC. Tal hecho no solamente se manifiesta en permanentes agresiones verbales, sino se ha llegado a exhibir armas de fuego para amedrentarlos con la excusa de que forman parte de una "toma" y con el fin de expulsarlos de los espacios que esos mismos vecinos acosadores utilizaban como un basural.
Es fácil advertir cuál es el nivel de convivencia esperable si continúa el accionar estólido de unos pocos atribuyéndose funciones que nadie ha delegado en ellos y que, por lo demás, colisionan con las leyes cuyo cumplimiento demandan a nuestros nuevos vecinos. ¿La policía? Bien, gracias.
Según los uniformados de la Delegación Melipal, para efectuar una denuncia penal hay que poseer "tenencia legal de los terrenos habitados".... Mientras tanto, casi todos los que aspiramos a una convivencia pacífica tenemos que seguir viviendo en un barrio en donde decenas de mascotas viven en la calle (con todo lo que ello implica), con motos de púberes que no entienden la diferencia entre la noche y el día, con veredas en donde es imposible transitar debido a las construcciones a la salida de los garajes... etc.
"Se puede diferenciar claramente la violencia en la escuela de la violencia escolar"
En una especie de reflexión en voz alta intentaremos establecer una relación entre el fracaso escolar en general -que debería ser tema de prioridad absoluta en la agenda gubernamental- alimentado por el déficit propio de los alumnos, la consiguiente intervención de los sectores destinados a su recuperación (psicología, pedagogía, asistencia social, etc.), las ineficaces prácticas escolares y las inexistentes políticas educativas. Todo ello con la violencia en la escuela, problemática que se agrava día a día a niveles muy extendidos sin que se visualicen otros detonantes y que, ligados a todo lo anterior, son a la vez causa y efecto.
Es común realizar un análisis de la violencia en la escuela desde una mirada externa, que no involucra ni compromete a la institución.
En principio cabe consignar que, a nuestro juicio, no es ajustado a su verdadera esencia hablar de "violencia escolar". No hay "escolares violentos" "per se". No es una categoría social. Hay, sí, personas que desarrollan conductas violentas en el medio escolar, así como las hay en otros ámbitos, posiblemente concurrentes. Personas que "reaccionan" a determinados estímulos negativos con respuestas igualmente negativas. Y aquí deberíamos detenernos.
Acordamos con lo expresado en el trabajo de las docentes neuquinas (Argentina), profesoras Agostino y Videla Páez, publicado en el diario "Río Negro" del 12 de mayo de 2005, "que ninguna propuesta que intente combatir los altos índices de fracaso escolar, teniendo como sustento único el déficit del alumno, puede prosperar o solucionar el problema. Ordenar a los sujetos según un modelo patológico no tiene en cuenta que no todos nacemos con el quantum necesario para cumplir con la escolaridad común ni con idénticas condiciones de vida: pobreza, nutrición, contexto familiar, etc. que condicionan su futuro. Ambas explicaciones, seguidas de la propuesta de solución de los gabinetes psicopedagógicos, están dejando fuera de la mirada crítica a la propia escuela, que seguramente se sentiría más cómoda trabajando sólo con los alumnos que contengan ciertos requisitos de educabilidad. Es necesario -dicen las docentes- situar el problema del fracaso en la interacción entre los alumnos, las prácticas escolares y las políticas educativas".
Sin embargo, no encontramos en este análisis una referencia explícita al componente "violencia en la escuela", oculto como problema, naturalizando parcialmente en la mentalidad individual, familiar y social de los alumnos las condiciones que deben encontrar los sujetos para transitar exitosamente la etapa escolar. Ni tampoco cómo condicionan ellas el prestigio de una institución.
La violencia en la escuela, extrapolando la que la institución recibe del exterior, la que el alumno acarrea como pesada mochila desde su hogar violento, la generada por una situación de pobreza estructural, la que alimenta a las patotas que se vuelven en ataques vindicatorios, etc., es decir la violencia que es asunto de los distintos ministerios que deberían asumir, comprender, accionar y erradicar como tal, sus causas, es una parte de la problemática.
Intentamos completarla cuando, reconociendo en su totalidad las consideraciones anteriores, aceptamos poner en la superficie un recorte del que poco se habla: "la violencia interna -intrainstitucional-", la que se genera de puertas adentro, a partir de acciones inapropiadas (injustas, molestas, hirientes, desconsideradas, descalificadoras, etc.), no propias del ámbito ni de los actores; en fin, no propias de la comunidad a la que dice y debe servir.
En esa línea de pensamiento podemos diferenciar claramente la violencia en la escuela de la violencia escolar, en el entendimiento de que a la escuela le corresponde contrarrestar fuertemente la corriente de agresividad que invade desde afuera.
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nos dejo su opinion
WIKIPARLA
No es fácil interpretar el verdadero sentido de la carta -- Tampoco es fácil opinar desde el externo y sin ser especialista -- Educación e instrucción escolar deben analizarse primero como compartimentos estancos (actividades independientes), evaluando todos los factores influyentes en la calidad de cada uno, y después estudiarse los puntos de conexión, ya que las tareas escolares resultan afectadas por los comportamientos humanos y las condiciones psicofísicas de los alumnos -- Pero no nos entretengamos mas debatiendo si la calidad de la instrucción depende mucho, poquito o nada de la agresividad de los alumnos, de su alimentación, de su adicción al alcohol y las drogas, de la violencia juvenil, en definitiva, de la desvalorización paulatina de nuestra sociedad -- Mientras hacemos política barata y "grancuñadeamos" el agua sigue fluyendo bajo los puentes.
