TEHERÁN (AFP) - La campaña para las elecciones presidenciales de hoy en Irán llegó a su fin tras tres semanas de acerbas acusaciones entre candidatos y masivas manifestaciones de sus seguidores, a un nivel inédito en la república islámica.
En los comicios del viernes se enfrentarán el presidente ultraconservador saliente, Mahmoud Ahmadinejad, de 52 años, que llegó al poder en 2005 y su principal rival, Mir Hossein Mousavi, un moderado de 67 años, que aspira a volver al primer lugar tras una ausencia de 20 años.
Unos 46 millones de iraníes están habilitados para votar en los colegios electorales que abrirán a las 8 locales y podrán permanecer abiertos hasta la medianoche, en función de la participación.
En todo caso, el jefe de la comisión electoral, Kamran Daneshjoo, predijo una participación "récord".
Los resultados oficiales se esperan para las 24 horas posteriores al cierre de los colegios electorales. Si ninguno de los candidatos obtiene el 50% más un voto, habrá una segunda vuelta el 19 de junio.
Esta campaña habrá reflejado las profundas divergencias en Irán luego de cuatro años de mandato de Ahmadinejad, cuya dura retórica sobre la crisis nuclear y contra Israel ha aislado más aún a Teherán de Occidente y cuando sus políticas económicas expansionistas le valieron críticas internas.
Los analistas dudan en elegir un vencedor, pero sugirieron que el futuro presidente -que es la segunda persona más poderosa de Irán después del guía supremo, el ayatollah Ali Khamenei- podría conocerse recién en la segunda vuelta. Durante esta campaña, la tensión alcanzó momentos fuertes, como cuando los candidatos se insultaron mutuamente por televisión y se acusaron de mentiras y de corrupción, con un rencor sin precedentes.
Ahmadinejad, que en reiteradas ocasiones dijo que el Holocausto era un mito, acusó a sus rivales de recurrir a "tácticas similares a las de Hitler" para ponerle en contra a la opinión pública. Partidarios de Ahmadinejad y de Mousavi, principalmente, y también de los rivales Mehdi Karroubi (reformista) y Mohsen Rezai (conservador), protagonizaron en las últimas semanas masivas manifestaciones callejeras.
Las ciudades y pueblos apoyaron a Ahmadinejad, mientras que las mujeres y hombres jóvenes de las grandes ciudades se inclinan por Mousavi.
Mousavi prometió mejorar las relaciones con el extranjero, aun cuando es improbable que pueda modificar la política nuclear pues el conjunto de las decisiones estratégicas son jurisdicción del guía supremo, el ayatollah Ali Khamenei. En los debates por televisión, Mousavi afirmó que la política exterior de su rival había "perjudicado la dignidad de Irán" y junto a otros rivales, acusaron al presidente saliente de "administrar mal" la economía.
Ahmadinejad, que trató de defender su imagen de hombre del pueblo, los acusó de deshonestidad y de recibir "ventajas financieras" y hasta acusó a la esposa de Mousavi, Zahra Rahnavard, de haber obtenido ilegalmente su doctorado en Ciencias Políticas.
Las críticas de Ahmadinejad llevaron incluso al ex presidente Akbar Hachemi Rafsanjani, derrotado en 2005 y ahora partidario de Mousavi, a protestar ante el ayatollah Khamenei.