CIPOLLETTI (AC).- "La prueba indiciaria reseñada guarda una relación directa y necesaria con el hecho atribuido a los imputados y conforma una pluralidad razonable que confiere certeza de presencia u oportunidad física, de actitudes sospechosas, de motivación y de mala justificación; por lo tanto es perfectamente conteste y concordante para determinar su autoría responsable (en el asesinato)", consideró en su voto el juez Alberto Balladini.
El primer opinante propuso casar la sentencia y condenar a prisión perpetua a Juan Carlos y Juan Manuel Aguirre como coautores del homicidio de Ana Zerdán. Pero su postura quedó en minoría.
En su análisis, dio por acreditado que el día 17 de septiembre de 1999, entre las 20.30 y las 22, Juan Carlos y Juan Manuel Aguirre Taboada ingresaron al laboratorio de la bioquímica de Cipolletti "sin ejercer violencia alguna y con motivo de intentar revertir la decisión de la víctima de donar sus bienes a su sobrina".
Dijo que luego de advertir la imposibilidad de lograr su objetivo, Juan Manuel "irrumpió en el baño que da al ambiente del laboratorio donde la bioquímica se encontraba orinando". Afirmó que Zerdán se incorporó y al intentar salir o expulsar al intruso hacia el ambiente del laboratorio, éste le asestó "varios golpes de puño en el rostro, uno sobre la región malar izquierda que le produjo un desprendimiento del incisivo superior central, arrancándole también el aro que tenía en la oreja izquierda". Ambos elementos, según el expediente, se encontraron en el lugar.
"Acto seguido Juan Carlos y Juan Manuel Aguirre Taboada la redujeron amordazándola con tiras de tela blanca de su propio delantal, elemento que usaron también para vendarle los ojos anudándola detrás de la oreja izquierda y la restante uniendo en flexión las dos muñecas con las piernas, amén de hacerle otras ligaduras en cuello y ambas muñecas con un cable eléctrico color negro, cuyos extremos terminaban en un enchufe de dos patas y un portalámparas de uso microscópico", agregó.
"Una vez inmovilizada -continuó describiendo Balladini en su voto- fue amedrentada o coaccionada por Juan Carlos Aguirre y Juan Manuel Aguirre Taboada dándole el ultimátum para que revierta su decisión, lo que no tuvo el efecto esperado por lo cual le taparon la cabeza. Allí, inmovilizada en el suelo y con la cabeza tapada con un tapado negro, Juan Manuel Aguirre Taboada le propinó un golpe -por lo menos- en la cabeza con un tubo de oxígeno que le causó destrucción masiva del macizo facial y de los huesos del cráneo, con hundimiento de la zona orbital izquierda, nariz, hueso frontal, temporal, rotura de piel, salida de tejido cerebral y la muerte de manera inmediata".