El cáncer tiene un enfoque multidiciplinario. El equipo de profesionales que atienden este mal son el neumonólogo, anatomopatólogo, oncólogo, radioterapeuta, cirujano torácico, las personas especializadas en cuidados paliativos y obviamente la gente que se dedica a la prevención. Pero lo mejor que puede hacer el paciente es dejar de fumar.
Para mal de muchos, y a pesar de los avances que ha tenido la medicina, no se puede aún demostrar o diagnosticar tempranamente el cáncer de pulmón. No existen todavía, métodos para descubrirlo. Solo ante la sospecha se hace una radiografía de tórax.
El daño que queda después de haber fumado por mucho tiempo es, por lo general, el deterioro en bronquios y pulmones. Se habla de EPOC (a nivel bronquio); bronquitis crónica (es reversible con el tiempo y enfisema de pulmón (es irreversible porque el pulmón dañado está "roto" y ya no sirve).
El humo del cigarrillo no solo obstruye los bronquios sino que también "mata" defensas que nos protegen de las bacterias. Al dejar de fumar eso se reduce. Pero hay que entender que lo principal es "cambiar de hábito", tener las ganas de hacerlo. Ese cambio se debe acompañar de otra actividad como por ejemplo ejercicio, dieta, cura de sueño, apoyo psicológico, ya que es un adicto (la droga es la nicotina) quién necesita la ayuda. A veces la farmacológica contribuye a la mejoría. Alivia los síntomas del síndrome de abstinencia que se tiene después de haber consumido cualquier droga. Al paciente lo ayuda a no tener tanta ansiedad, malhumor, dolor de cabeza, en pensar todo el tiempo en querer fumar y no poder, pero es fundamental ayudar a esa medicación las actividades antes mencionadas.