-¿Estuvo en la calle aquel 29?
-¡Claro! Militaba en Franja, tenía 19 años y estaba en primero de Derecho, ¡cómo no iba a estar! ¡Anduve a los cascotazos! Había que cruzarse a los sueños imperiales de Onganía. Además, los radicales de Córdoba siempre hemos sido firmes a la hora de pelear.
-¿Cuál fue su teatro de operaciones?
-La avenida Colón? ahí, cerca de una concesionaria de Citroën que quedó muy mal (N. de la R.: una de las fotos más clásicas del Cordobazo -ver arriba- muestra varios vehículos de esa firma volcados e incendiados). Yo era muy nuevo en este tipo de protestas donde los mejor organizados eran los gremios: sabían cómo bloquear una calle, cómo dispersarse por aquí y por allá, dispersar a la policía y volverse a juntar en otro lado. Cuando entró el Ejército, me agarraron y fui en cana. Estuve una semana preso en el Cabildo; estábamos en manos de la Federal. Nos pegaron los tres primeros días, después no.
-¿No fue a Consejo de Guerra? Porque hubo un Consejo de Guerra que, por caso, a sindicalistas como Agustín Tosco le dictó ocho años de prisión, a Elpidio Torres cuatro?
-No, a nosotros no.
-Desde lo personal, ¿qué es el Cordobazo para usted?
-Mucha memoria, como lo es para todos los cordobeses que vivieron aquellos días.
-¿Se arrepiente de algo al mirarse en aquellos días?
-No, de nada. Estuve donde tenía que estar, donde debía estar como pibe muy joven, con ilusiones, con valores que hacen a la justicia, a la dignidad. Y estuve desde la política, nada neutro: estuve en la calle como radical que soy. Por supuesto que uno quisiera vivir en un país sin la historia de desencuentros que tenemos nosotros, pero bueno?
-¿Habla con sus hijos de aquellas corridas y aquella cana?
-¡Por supuesto! Les cuento y me preguntan. Ahora hablo mucho del tema con mi piba más chiquita, que estudia Ciencia Política, radicheta y militante. Vengo de una familia comprometida con las cuestiones públicas y esa saga se prolonga.
(Aguad es presidente del bloque de la UCR en la Cámara de Diputados)