El encuentro con Marcelo Gómez fue entre chicos con raquetas en las manos y al borde de una cancha de tenis. El "hacedor", junto a su equipo, de cinco tenistas profesionales que hoy tiene el país, y Tandil en particular, dando vuelta por el mundo, está en Neuquén para acompañar a sus alumnos en el Nacional de menores.
Cultor del bajo perfil, él buscó un lugar alejado de las miradas para la charla. "Este es un deporte que lleva mucho tiempo y tanto a los chicos, como a los padres ansiosos, les decimos que el que va a llegar es el que más insiste, el que más trabaja, el que más le pone y no sólo el que tiene talento. El talento es sólo una parte de la torta", reflexiona.
La escuela que dirige tiene 350 alumnos y "una estructura armada, con un trabajo serio, ordenado y responsable. A los que vemos con talento, con cierta habilidad, los separamos y le damos las primeras armas. Le enseñamos a jugar bien al tenis, trabajan muy duro y todos los días".
El límite lo pone el mismo jugador: "Jamás le decimos que tiene un techo. Trabajamos hasta que se canse, no quiera jugar más, o quiera dedicarse a otra cosa, por supuesto que hay otros caminos. Cada uno sabe hasta donde quiere llegar y el mayor ejemplo es Junqueira". (Ver aparte)
La posición del tenis argentino en "atípica", según Gómez, porque "no hay una estructura y la asociación (AAT) banca lo que puede. El resto son esfuerzos individuales y todos trabajamos para que haya jugadores. Es mérito de los chicos, de los profes..."
En referencia a la "escuela" de nuestro tenis, aclaró que "jugamos desde la base". ¿Y en cuanto a los golpes? "No somos grandes sacadores, los chicos lo usan para poner en juego la pelota. Los americanos a los 12 años sacan para ganar el punto. Hay que cambiar esa cuestión, porque es el único momento en que tenés la pelota en la mano y la vas a tirar a donde vos quieras".
La pregunta es recurrente, ¿por qué no acompaña como entrenador al jugador profesional?
"Es una decisión personal. Por ahora ese paso no lo voy a dar, aunque no lo descarto porque tengo 38 años y hay tiempo. Lo daré cuando sea el momento".