Jueves 21 de Mayo de 2009 Edicion impresa pag. 40 > Deportes
Llega el que más insiste, el que más trabaja, el que más pone
Marcelo Gómez sostiene que sólo con el talento no alcanza.

El encuentro con Marcelo Gómez fue entre chicos con raquetas en las manos y al borde de una cancha de tenis. El "hacedor", junto a su equipo, de cinco tenistas profesionales que hoy tiene el país, y Tandil en particular, dando vuelta por el mundo, está en Neuquén para acompañar a sus alumnos en el Nacional de menores.

Cultor del bajo perfil, él buscó un lugar alejado de las miradas para la charla. "Este es un deporte que lleva mucho tiempo y tanto a los chicos, como a los padres ansiosos, les decimos que el que va a llegar es el que más insiste, el que más trabaja, el que más le pone y no sólo el que tiene talento. El talento es sólo una parte de la torta", reflexiona.

La escuela que dirige tiene 350 alumnos y "una estructura armada, con un trabajo serio, ordenado y responsable. A los que vemos con talento, con cierta habilidad, los separamos y le damos las primeras armas. Le enseñamos a jugar bien al tenis, trabajan muy duro y todos los días".

El límite lo pone el mismo jugador: "Jamás le decimos que tiene un techo. Trabajamos hasta que se canse, no quiera jugar más, o quiera dedicarse a otra cosa, por supuesto que hay otros caminos. Cada uno sabe hasta donde quiere llegar y el mayor ejemplo es Junqueira". (Ver aparte)

La posición del tenis argentino en "atípica", según Gómez, porque "no hay una estructura y la asociación (AAT) banca lo que puede. El resto son esfuerzos individuales y todos trabajamos para que haya jugadores. Es mérito de los chicos, de los profes..."

En referencia a la "escuela" de nuestro tenis, aclaró que "jugamos desde la base". ¿Y en cuanto a los golpes? "No somos grandes sacadores, los chicos lo usan para poner en juego la pelota. Los americanos a los 12 años sacan para ganar el punto. Hay que cambiar esa cuestión, porque es el único momento en que tenés la pelota en la mano y la vas a tirar a donde vos quieras".

La pregunta es recurrente, ¿por qué no acompaña como entrenador al jugador profesional?

"Es una decisión personal. Por ahora ese paso no lo voy a dar, aunque no lo descarto porque tengo 38 años y hay tiempo. Lo daré cuando sea el momento".

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