No tuvo tiempo ni para gritar. Cuando la maestra se quiso dar cuenta, el delincuente ya tenía la remera levantada y le mostraba un revólver frente a los ojos de su pequeña hija, que no tiene más de siete años. La escena se desvaneció -en calle Evita- en unos segundos y cuando los asaltantes escaparon a toda velocidad hacia la zona norte de Roca, llevándose la flamante Mondial 110 cc que la malograda trabajadora había comprado hace sólo un par de meses.
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Cambian los barrios, las circunstancias, la metodología y hasta los autores. Lo que no cambia nunca es el objetivo: el robo de la moto.
Éste es el nuevo fenómeno que se desató en los últimos meses en toda la región y que creció al mismo ritmo que la venta legal de este tipo de vehículos. Un "negocio" que mueve millones.
Sólo en Roca, las autoridades policiales -que guardan celosamente las estadísticas sobre este tipo de delitos- aseguran que al menos "desaparece" una moto por día en la ciudad.
Incluso algunas fuentes de las unidades más importantes destacaron que hay jornadas donde superan los delitos denominados "comunes" (robo de bicicletas o a la propiedad), y aseguran que el negocio se multiplica.
A toda velocidad
La metodología a veces es similar pero la semana pasada llamaron la atención dos delincuentes que se movilizaban en moto y que sólo se dedican al robo de rodados "en buen estado y prácticamente 0 kilómetro".
Así se hicieron -incluido el caso de la maestra- de varias que tenían sólo un par de kilómetros.
Las fuentes policiales consultadas, y que pidieron reserva de su identidad, no dudan que en el Alto Valle existe una red que se dedica a la comercialización.
Un cuidadoso andamiaje que trae y lleva ciclomotores de una ciudad a otra, evitando todo tipo de controles policiales.
El primer eslabón es el delincuente que roba el rodado. Luego se la "aguanta" un par de días o semanas (todo depende de los controles policiales), hasta que comienza su movimiento hacia otras ciudades del Alto Valle.
Es un ida y vuelta porque desde otros puntos, también las motos son "recicladas" y enviadas a Roca, por lo que la comercialización ilegal tiene un movimiento "periódico y constante".
Con papeles
Todo depende del estado, pero en el circuito delictivo se puede obtener una moto por 1.500 pesos y hasta 2.000 pesos aunque la variable la determina el estado del vehículo y la documentación con la que se la puede conseguir.
Una suma muy inferior a la que se desembolsa en el mercado legal y que ronda los 3.500 pesos, una de 110 cc.
Si no se tienen los papeles, se debe conseguir alguien que los falsifique lo que puede llegar a elevar los costos en unos 200 ó 300 pesos.
"Sería muy difícil pensar que una sola banda se dedique al robo de motos y que solamente opere en la ciudad", confió uno de los uniformados, quien remarcó que se trata de un sistema que funciona "rápido" y muy difícil de detectar.
Algunos investigadores consultados por Río Negro, aseguran que en realidad se trata de varias bandas que trabajan en Roca, Allen, Fernández Oro y Cipolletti. Por el contrario, salir a Neuquén se complica mucho por los controles policiales que existen en las dos provincias.
La cantidad de delitos creció tanto en los últimos tiempos que hasta se está analizando la posibilidad de crear una brigada especial para abordar este tipo de ilícitos, debido a su inesperado crecimiento. (Agencia Roca)