R. C. no tiene más de 25 años pero conoce el negocio como la palma de su mano. Es reducidor y comercializa repuestos de todo tipo.
Semana tras semana, lo pasan a "visitar" ofreciéndole alguna moto y en una charla con "Río Negro" accedió a contar el manejo de este tipo de delito que "entrega dinero rápido y sin riesgos".
"A esta altura, te das cuenta enseguida cómo viene la mano", se ataja, en medio de la charla que mantuvo esta semana, pasadas las 22 y en pleno centro de Roca. Es que depende de la cara y del perfil del supuesto vendedor para saber si la transacción se concreta o no.
"El tipo que te viene a vender una moto por 1.000 ó 1.500 pesos sabés que es alguien que sabe del negocio. Muchas veces pasan pibes vendiéndolas por 200 ó 500 pesos. En general son robos al voleo y buscan de hacerse de plata para comprar droga", comenta.
Después de varios minutos de charla, asegura que reducir una moto a simples repuestos es sólo cuestión de espacio y tiempo. "Es más riesgoso, pero una vez que te sacás de encima el cárter de la parte izquierda -es la única pieza que tiene la numeración- ya te quedás más tranquilo", sostiene.
Y el riesgo se paga. Hoy sacar los repuestos de una moto te puede llevar a obtener unos 2.000 ó 2.500 pesos. "Todas las piezas son caras, un encendido electrónico ronda los 250 pesos. Todo tiene un valor", asegura.