NEUQUÉN.- "Este es nuestro trabajo, pero una pareja tiene que ser otra cosa. El sexo es la segunda cosa más importante en una pareja; la primera es la comunicación. Por eso la gente se separa, porque no hay comunicación", dice Moni, una de las dominicanas que habló con este diario. En su país estaba de novia con un hombre casado -"algo habitual allí", jura- y veía el sexo con otros ojos.
"Tanto el hombre como la mujer tienen que aprender y estar dispuestos a complacer. Ambos deben seducir desde que se levantan, para que el sexo sea pleno".
De vuelta en el destartalado monoblok, las chicas hacen sobremesa y piensan en la ropa que se podrán para intentar "suerte". Si es así, traerán unos 800 pesos. Si la cosa sigue mal, apenas unos 40 o 50 pesos, admiten.
Las cuatro entienden que el conocimiento en materia sexual está condenado al mundo de la informalidad, que se pierden en el camino, aunque también les suena raro la posibilidad de participar de una experiencia como la Escuela de Amantes.
"La idea me encanta, tanto la mujer como el hombre deben encontrar las herramientas necesarias para que su pareja no salga en busca de una aventura", se divierte Lola con la contradicción. Ellas, por lo pronto, seguirán recibiendo a esposos "insatisfechos".
Y así esperan que un buen día aparezca algún hombre cargado de dólares, las rescate en su corcel rodado de marca extranjera y las devuelva a su país, donde las esperan sus hijos.