NEUQUÉN (AN).- Ignacio Canevaro tiene padre y hermanos militares. Eligió como destino el cuartel de Zapala porque quería estar cerca de la Cordillera. Entre los soldados tenía fama de duro y gritón, aunque en el juicio oral nadie lo acusó de golpeador.
El Consejo de Guerra lo destituyó, aunque luego ese fallo fue anulado por la justicia civil. Perdió su jerarquía militar cuando su condena a 15 años de prisión por el crimen del soldado Carrasco quedó firme.
-¿Qué representa hoy el Ejército para usted?
-Me representa lo mismo que cuando tenía 8 años o 18 años. Sigue siendo el mismo. Es el Ejército en el que estuvo San Martín y en el que estuvo Galtieri. Para mí no hay dos Ejércitos distintos, hay dos formas distintas. A mí me tocó vivir un Ejército que estaba comandado por una persona inescrupulosa que no titubeó en encontrar la manera de capitalizar una desgracia de la cual no se hizo responsable.
Alude, sin nombrarlo, al general Martín Balza.