MANAGUA (AP).- En el sexto piso de uno de los pocos edificios altos de Managua, un grupo de jóvenes pasa horas al teléfono, hablando inglés con fluidez. Los televisores dispuestos en el lugar muestran lo mismo vídeos de MTV que partidos de fútbol, y por las grandes ventanas se alcanza a ver el lago aledaño a la ciudad, rodeado de volcanes.
Al otro lado de la línea, en cada una de esas llamadas, están consumidores de todo Estados Unidos, quienes quieren realizar preguntas sobre su servicio celular.
Cada día, el nuevo centro de atención telefónica, operado por Sitel, una subcontratista de Tennessee, atiende 15.000 llamadas.
La subcontratación de servicios en el extranjero por parte de empresas estadounidenses ha generado miles de sitios similares de trabajo en los últimos años en Latinoamérica, donde los clientes multinacionales aprovechan la mano de obra barata, su buen nivel de inglés y las economías estables de algunas naciones.
Ahora, la crisis financiera está acelerando esa tendencia y lleva a las empresas a recortar más sus gastos, al tiempo que el resurgimiento del dólar abarata la contratación en el extranjero.
Para América Latina, el crecimiento de este sector promete reducir la dependencia respecto de las volátiles exportaciones de materias primas y generar dinero para fomentar el crecimiento.
Además, los empleos en las áreas de servicio al consumidor, tecnología y administración ofrecen a muchos habitantes una forma de ascender a la clase media.
El centro de atención telefónica en Managua, que permitió el acceso a The Associated Press con la condición de que no fuera identificado su cliente extranjero, emplea a 475 personas, incluidos estudiantes egresados de la universidad, un cocinero profesional, un campeón de billar y todos los miembros de una banda de rock. Su salario inicial de 500 dólares mensuales representa más del triple del sueldo promedio en el país.
"Esto es algo que no se encuentra todos los días, un empleo decente con un buen salario´´, dijo Olivett Stephenson, abogada de 25 años, quien entrena a los telefonistas en el centro, donde dos de sus hermanos reciben llamadas.
Catorce sitios semejantes atrajeron el año pasado una inversión de 27 millones de dólares a Nicaragua, una importante fuente de ingresos en el segundo país más pobre de América.
Los servicios subcontratados en el extranjero, una industria global de 76.000 millones de dólares, que se expande más de un 25% al año, tienen sus raíces en la década de 1960, cuando las empresas estadounidenses comenzaron a delegar las tareas de computación infraestructural a terceros en el país, lo que les daba libertad para enfocarse en sus negocios centrales.
La revolución de las telecomunicaciones llevó al extranjero ese mismo modelo a finales de los 90, al reducir los costos de las comunicaciones y permitir que las empresas encomendasen a otros ciertas tareas mediante la subcontratación. El temor al llamado "Y2K´´, el problema de calendario que amenazó con desactivar las computadoras en el comienzo del 2000, hizo que varias empresas enviaran de manera urgente algunas labores de tecnologías de la información a la India, donde las escuelas estatales entrenaron a miles de ingenieros para tener mano de obra barata.