SEÚL/TOKIO.- Mientras el presidente estadounidense, Barack Obama, presentaba ayer en Praga su visión de un mundo libre de armas atómicas, Corea del Norte, autodeclarada potencia nuclear, desataba una ola de inquietud internacional cumpliendo con el anunciado lanzamiento de un misil.
Poco importa si el objetivo -al parecer fallido- fue poner en órbita un satélite, como afirma Pyongyang. Lo cierto es que el test de ayer sirvió para demostrar al mundo que Corea del Norte es capaz de construir misiles de largo alcance.
"Junto con un expediente nuclear, ahora hay también un expediente misilístico", opinó un experto. Muchos analistas creen que toda la operación fue un intento del régimen comunista de demostrar poderío, tanto fuera como dentro del hermético país.
Esto mejoraría su posición ante Estados Unidos en las negociaciones para desmantelar el programa de armas nucleares y misiles norcoreano, sostuvo Paik Hak Soon, politólogo del instituto privado Sejong en Seúl.
Según el experto, Pyongyang aprovechó "la oportunidad de oro" del periodo de transición en la Casa Blanca para obligar al equipo de política exterior de Obama a reformular su postura ante Corea del Norte.
Otro posible objetivo del lanzamiento, se especula en Seúl, sería reforzar la autoridad del líder Kim Jong Il, ya que la nueva Asamblea Popular celebrará su sesión de investidura el jueves.
El experto Paik añade que mejorar la tecnología misilística es para Corea del Norte parte de sus ambiciones nucleares. Contar con armas atómicas sin un sistema para lanzarlas no tendría ningún poder de disuasión. Los misiles fueron ya en el pasado un importante "bien de exportación" para Corea del Norte. Por otra parte, Estados Unidos considera desde hace tiempo la posibilidad de que Corea del Norte e Irán, ambos enfrentados con la comunidad internacional debido a sus controvertidos programas atómicos, estén cooperando en tecnología misilística.
La prioridad de Washington es lograr una península coreana libre de armas atómicas. El aumento de la tensión, sin embargo, podría hacer que este objetivo se aleje aun más, por no hablar de lo que ocurrirá con los esfuerzos por reanudar el diálogo entre las dos Coreas.
DIRK GODDER Y LARS NICOLAYSEN
(DPA)