ALMERÍA.- Familias enteras que prosperaron al ritmo de una construcción desmedida de centenares de miles de viviendas durante la última década y que ahora, en menos de dos años, han visto su modo de vida destruido a la misma velocidad con la que el sector inmobiliario se ha desplomado a causa de la crisis. Es la nueva realidad de este país, el agotamiento de un modelo productivo excesivamente dependiente de la vivienda en opinión de muchos expertos.
"La construcción ha sido una locomotora que ha arrastrado todo lo que ha encontrado a su paso en la caída´´, dice el catedrático Sandalio Gómez, de la prestigiosa escuela de negocios IESE de Barcelona.
"Llegaremos sin problemas a los 4.500.000 desempleados, y la tasa del desempleo se elevará hasta el 20%´´. La gran preocupación, según el profesor Gómez, es que la bolsa de nuevos desocupados procedentes de la construcción será difícil de colocar. "Estamos hablando de unos años en los que todo el mundo tenía dos casas y hasta tres coches´´, comenta. España es un país sólido y nuestra tasa de ocupación es similar al resto de Europa. Saldremos adelante seguro. El problema es esta generación del ladrillo. Son trabajadores sin apenas formación".