| El reciclado de las aguas servidas para convertirlas directa o indirectamente en agua potable tropieza con las reticencias de los consumidores, se vio en el Foro Mundial del Agua. "La gente detesta imaginar que bebe agua que puede provenir de las alcantarillas", resume Gerad Payen, miembro del Consejo Consultivo para el Agua y el Saneamiento de la Secretaría General de la ONU. "Hay un bloqueo psicológico serio pero se superará poco a poco", asegura. En Windhoek, la capital de Namibia, un país árido de África austral, el reciclado funciona ya con éxito desde hace años. En otros sitios, y aunque su uso en la industria o en el regadío se desarrolla rápidamente, ese tipo de agua "que viene de los baños a los grifos", como dicen sus detractores, se ve con desconfianza. Hace tres años los habitantes de la ciudad australiana de Toowoomba rechazaron por referéndum la idea de beber sus aguas servidas una vez recicladas. Pero ante el crecimiento exponencial de la demanda las aguas de los mares y las aguas servidas se imponen como recursos a explotar. "Técnicamente sabemos hacer, mediante el reciclado, agua perfectamente potable", explica Antoine Frérot, de Veolia Agua. El reciclado de las aguas servidas "consume menos energía que la desalinización y evita la contaminación". | |