Estambul.- Sobre la mesa del comedor aparece un kilo de carne para el consumo. Pero para su producción se necesitaron entre 6.000 y 20.000 litros de agua dulce. Los expertos del V Foro Mundial del Agua se sirvieron de ese ejemplo para mostrar lo que ocurre cuando el número de personas y su nivel de vida aumentan mientras las regiones de sequía se expanden como consecuencia del cambio climático.
Existe una amenaza de "estrés por el agua", de huida de los territorios en crisis y, en el peor de los casos, de guerras por los recursos en peligro de desaparición.
El abastecimiento de agua potable peligra, tal y como advirtió la UNESCO la semana pasada en un informe.
El desarrollo de la población, la economía, el estilo de vida y de los modelos de conducta son los principales factores que influyen en el consumo de agua.
Hoy viven ya 6.800 millones de personas en la Tierra. Hasta el 2012 serán 7.000 millones y hasta el 2050 incluso 9.000, según los pronósticos.
Actualmente ya hay más de 1.000 millones de personas que no disponen de agua potable, explicaron los organizadores del Foro Mundial del Agua. En el 2075, entre 3.000 y 7.000 millones de personas podrían sufrir la escasez crónica del elemento.
"El cambio climático se manifestará primero y, sobre todo, a través del agua, por medio de sequías, inundaciones, huracanes, deshielos o un aumento del nivel del mar", explica Mark Smith, experto en agua de la Unión para la Protección de la Naturaleza (UICN), a la que pertenecen más de 1.000 organizaciones.
Y la presión aumenta sobre los recursos que quedan. "En muchas regiones la escasez de agua y la contaminación amenazan cada vez más el bienestar de las personas", asegura Smith.
La agricultura consume en torno de dos tercios del agua dulce utilizada en el mundo, afirma Oktay Tabasaran, secretario general del V Foro Mundial del Agua. "La agricultura tiene el mayor potencial de ahorro", añadió.
En el foro se presentarán para ello los métodos más exitosos al respecto. Muchos expertos instan a actuar deprisa.
Estados como Turquía apuestan, además, por construir más presas hidráulicas y retener así más agua dulce en su territorio. De ese modo producirán energía a partir de la potencia hidráulica y podrán irrigar un número adicional de terrenos.
Sin embargo, esos proyectos de grandes dimensiones son controvertidos, ya que inciden en la naturaleza, inundan importantes zonas de población y pueden reducir notablemente el volumen de agua de los países vecinos con grandes ríos que atraviesan las fronteras. Por ello los críticos advierten de que las grandes presas hidráulicas no pueden solventar los problemas sino que crean otros nuevos.
Como preludio de la convención protestaron varias organizaciones no gubernamentales (ONG) contra la consideración del agua como un bien económico. La policía empleó gases lacrimógenos y porras para dispersar las protestas y detuvo a 19 manifestantes, entre ellos también una alemana. "El agua es vida. No se puede vender" y "No a las presas hidráulicas destructoras", rezaban las pancartas de los manifestantes.
Por CARSTEN HOFFMAN (DPA)