En medio de mochilas nuevas. En medio de expectativas. En medio de entusiasmo, de miedos. En medio de protestas. En medio de excusas. En medio de esperas largas, interminables. En medio de agresiones. En medio de dolor. En medio de no entender del todo qué pasa. En medio de rutas. De protestas que salen por la tele. En medio de gente enojada. De gente que lo pasa mal?
Y afuera de las aulas.
Están en medio de todo eso. Y más. Allí están los chicos.
"Son rehenes" de los maestros, denuncia el gobierno de Río Negro. Y son "rehenes", también denuncian los docentes, de una educación sin fondos y en crisis interminable.
Los más grandes quizá entienden un poco, los más chicos escuchan explicaciones de los más grandes. De padres que, quizá, tampoco comprendan demasiado.
Éste, más que otros, claramente fue el año del no inicio. De aulas vacías. De no poder compartir ese esperado primer día de clases. En medio de una guerra sin tregua entre dos de las partes que hacen posible la educación están los alumnos. Sin las mismas posibilidades que todos. "Los docentes están con sueldos absolutamente insuficientes" y en ese contexto "es lógico que luchen", opinó sobre el conflicto que ya lleva tres semanas y jaquea a dos provincias, Alfredo Moffatt, reconocido psicólogo social, docente y escritor.
Pero analizó y propuso: "deberían asegurar un servicio de urgencias, como hacen los hospitales, para aquella población de chicos que está en riesgo. La escuela es la primera trinchera del dolor popular, de la angustia popular", y en el reclamo "padres y docentes deben estar unidos", opinó Moffatt en diálogo con "Río Negro".
-Quizá, para mantener un orden, ésta debería ser la última pregunta, pero dada la urgencia, se la hago: ¿cómo ayudar a los chicos que nunca pudieron empezar las clases? ¿Cómo explicarles qué es lo que pasa?
-Bueno, es complejo. Pero primero lo que creo es que los padres y los maestros deberían unirse en estos momentos, no enfrentarse. Los padres culpan a los docentes pero cuando ellos, los padres, en sus quehaceres laborales reclaman, cortan rutas y todo, con razón, alguna perturbación se produce. De todas maneras creo que tienen que unirse, en el sentido de que es una lucha común. Los docentes están con sueldos que son absolutamente insuficientes y más en la Patagonia, donde la vida es mucho más cara. Entonces, trabajar juntos de una manera, tratar tal vez si es posible, aun con estado de desazón docente, de usar las escuelas para explicar a los padres y a los alumnos las razones y también las otras tareas que hace el docente, porque la escuela es la primera contención emocional para el chico.
-Ir a las escuelas y ser parte de lo que pasa?
-Sí. Puede el chico, a lo mejor, hacer tareas recreativas; no digamos las tareas del currículo, sino como para que sepa que el docente está peleando por su salario pero que al mismo tiempo se preocupa por ellos, que es la verdad. Especialmente la población de los chicos que quedan sin familia; los que quedan, cuando no funciona la escuela, en las calles. Sería bueno contenerlos en la misma escuela. Tal vez con recreación, explicarles... y yo creo que los padres van a apoyar la huelga de los maestros. Que el maestro esté peleando por sus reivindicaciones está bien, pero no que se quede en su casa, porque si no eso es muy atacable. Una parte va a la ruta pero una parte podría dedicarse a atender a esa población en riesgo, será un 20%, que los docentes saben quiénes son, que casi no tienen padres, con madres que trabajan? y tal vez, si es posible, que funcionen los comedores. Es lo mejor.
-¿Qué es lo que pasa por la cabeza de un nene que ve a sus maestros en la ruta y todavía no pudo estrenar el guardapolvo?
-Y... por eso hay que explicarles. Por eso yo digo: una parte que vaya a luchar a la ruta pero otra parte de los docentes que contenga a ese 20%, será, de chicos que están en desamparo total. Porque es reconocido que la escuela es como el segundo hogar y a esos chicos hay que cuidarlos de todas maneras.
-En medio de todo hay muchas acusaciones cruzadas: "los chicos de rehenes", denuncian de ambos lados?
-Es que con los sueldos el gobierno los tiene de rehenes.
Vulnerables
-Y al resto, menos vulnerable, ¿cómo se le explica? ¿Cómo hacer para que no se desilusione?
-Y, si algunos quieren venir a las escuelas, y los padres también, que expliquen las razones, por qué luchan, cómo es la dura lucha del docente, con tanta violencia. El docente está atacado por todos lados, porque está en conflicto con el gobierno, con los padres?
-Es una tarea dificultosa...
-Ser docente es una profesión de alto riesgo, muchos padres culpan a los docentes y es un grupo de riesgo porque ya han muerto varios. El docente llama al padre y éste a veces se enoja y lo golpea. Hay violencia dentro de las aulas, por eso yo creo que no deben abandonar a quienes más los necesitan.
-Como en los hospitales?
-¡Sí! ¡Ahí está! Es lo mismo que los hospitales. En los hospitales se hacen guardias de médicos, pero ¿qué se atiende? Las urgencias. Hay un pequeño sector que queda en el hospital. Entonces sería bueno que los docentes también aseguraran un servicio de urgencias. Porque la escuela es la primera trinchera del dolor popular, de la angustia popular. La escuela ahora es la que da de comer, la que contiene, la que a veces puede, de alguna manera, contener psicológicamente a los chicos que están desamparados, abusados, golpeados, que están huérfanos... esa parte no la pueden descuidar. Que los docentes hagan como los médicos: hacen la huelga, no se atienden más operaciones programadas, nada... pero hay un servicio de guardia. Porque la escuela es el hospital de la vida.
-¿Cómo va a ser el momento, para el maestro, de abandonar la ruta para volver a las aulas?
-Y... es duro, pero a veces para poder volver al aula tiene que conseguir una remuneración que le permita hacerlo. Hay que entender que lo hace para poder seguir como docente.
-En el país la crisis educativa se replica?
-Es preocupante, porque la educación es la que contiene, la que hace que no se caiga todo, la que hace el futuro que tendremos. Pero ¡ojo!, no es sólo en la educación; la crisis es todo. Es como una inundación que moja el colchón, la heladera, el sótano, la ropa... no perdona nada. Y la violencia, la corrupción y la crisis se extienden. Entonces a la escuela hay que defenderla, porque es el único lugar donde se enseñan la palabra, el diálogo, la reflexión.
Por SILVANA SALINAS
