BILBAO/MADRID (AFP/ DPA) -En unos comicios "nacionalizados" por los máximos líderes políticos del país, el conservador Partido Popular (PP) recuperará el gobierno regional de Galicia (noroeste) tras las elecciones de este domingo, mientras en el País Vasco (norte) la estrecha victoria del Partido Nacionalista Vasco (PNV, moderado), que no logró mayoría, podría derivar en el primer gobierno no nacionalista en 30 años.
El País Vasco vivió ayer una jornada electoral histórica: los partidos no nacionalistas podrían gobernar en esta región del norte de España, después de que el actual tripartito vasco no alcanzase en los comicios la mayoría absoluta y los socialistas obtuviesen un fuerte crecimiento.
La cita con las urnas fue también histórica porque por primera vez en tres décadas no pudo concurrir a votar ninguna sigla del entorno de ETA, ya que el Tribunal Supremo español anuló recientemente las candidaturas de Askatasuna y D3M.
Estos sondeos no tienen en cuenta los votos de los 43.700 electores que viven en el exterior, de los cuales cerca de la mitad, 22.000 personas, residen en Latinoamérica.
"Me siento legitimado para liderar el cambio", anunció esta noche en Bilbao el líder socialista vasco (PSE), Patxi López.
Con 24 escaños (frente a los 18 de los comicios anteriores) y 315.000 votos, "los mejores resultados" de la historia del PSE, vio la puerta abierta a desbancar al actual gobierno tripartito nacionalista gracias al posible apoyo del Partido Popular (PP), con 13, y de Unión, Progreso y Democracia (UPyD), que entró con uno en la Cámara de Vitoria.
El vencedor en escaños fue el Partido Nacionalista Vasco (PNV) de Juan José Ibarrexte, con 30 de los 75 del Parlamento vasco.
"Tenemos un gran oportunidad de sacar este país adelante y vamos a sacar este país adelante, pese a las dificultades. Lo vamos a liderar, con los demás, pero lo vamos a liderar", dijo.
Pero la suma de sus escaños con los de sus dos actuales socios de gobierno, que cayeron ambos, no llega a la mayoría absoluta. Eusko Alkartasuna (EA) logró dos y la federación vasca de Izquierda Unida (IU-EB) se hizo sólo con una banca, lo que no permite al actual gobierno reeditar el pacto para gobernar con mayoría absoluta. Ni siquiera puede hacerlo sumando al cuarto partido nacionalista en la Cámara de Vitoria, Aralar, una escisión de Batasuna, el ilegalizado brazo político de ETA, que sí condena la violencia y persigue también la independencia.
"No renuncio a presentar mi candidatura y a recabar los apoyos necesarios para ser el próximo ´lehendakari", dijo López. "Mantengo la palabra y la ambición de liderar un proyecto de cambio".
"Los vascos han votado por el cambio y, si el PSE no ha engañado durante la campaña electoral, habrá cambio", dijo el líder del Partido Popular (PP) en el País Vasco, Antonio Basagoiti.
Pese a la lluvia, los vascos se movilizaron ayer para acudir a las urnas, si bien la participación, de casi un 66 por ciento, se quedó ligeramente por debajo de la de hace cuatro años, que fue del 68 por ciento.
En Galicia, el PP volvió a recuperar el gobierno regional cuatro años después de ser desalojado por la alianza que formaron el Partido Socialista de Galicia (PSdeG) y el Bloque Nacionalista Galego (BNG).
El PP ganaría de esta manera dos diputados (actualmente tiene 37), mientras que el Partidos Socialista de Galicia (PSdeG) obtendría 24, uno menos de los que tiene ahora, al igual que su socio en el gobierno bipartito, el Bloque Nacionalista Galego (BNG), que pasaría de 13 a 12 diputados.
A pesar de que aún habrá que esperar al recuento del voto emigrante, principalmente a Latinoamérica, que supone el 12% de los 2,6 millones de personas que forman el censo electoral, el recuento actual da mayoría suficiente a Alberto Núñez Feijóo para gobernar en solitario desbancando al actual presidente regional, el socialista Emilio Pérez Touriño. Los conservadores se han impuesto incluso con una elevada participación, del 69,2% frente al 64,21% de votantes de hace cuatro años, que debería haber favorecido al gobernante.
Núñez Feijóo definió como "histórica" la victoria y tras confesar que su alegría "sólo es superada por el sentimiento de responsabilidad", puso su "trabajo y sacrificio a disposición" de los gallegos. Feijóo proclamó "humilde y solemnemente" que el PP "ganó las elecciones" y agradeció el "caudal de confianza" que el electorado le dio en las urnas.
Estos comicios habían sido nacionalizados especialmente por el gobierno, que busca minimizar pérdidas en medio de una baja de popularidad por la crisis.