El presidente israelí, Shimon Peres, realizó el anuncio antes de que diera comienzo la fiesta judía del shabat, en la que la vida política se paraliza. Peres encargó la formación de gobierno al jefe del partido derechista Likud, Benjamin Netanyahu, y se despidió con ello antes del fin de semana. Pero en su camino de regreso al poder, el hasta ahora líder opositor no puede todavía descorchar el champán. Le esperan hasta seis semanas de difíciles negociaciones de coalición con desenlace incierto.
En sí, fue el partido centrista Kadima de la todavía ministra de Relaciones Exteriores, Tzipi Livni, el estrecho vencedor de las elecciones parlamentarias sobre el Likud de Neyanyahu. Pero en las consultas llevadas a cabo por Peres, los líderes de cinco partidos ultranacionalistas y ultrarreligiosos se pronunciaron a favor de que Netanyahu sea jefe de gobierno.
En teoría, podría formar una coalición con partidos de derechas y ultraderecha y conseguir así una mayoría de 65 de los 120 escaños de la Knesset (Parlamento). Sin embargo, dicha constelación podría traerle pocos beneficios. Su gobierno podría convertirse fácilmente en rehén de partidos pequeños. Además, ya de entrada se prevén disputas entre algunos socios. El partido ultranacionalista Israel Beitenu, que será la tercera fuerza en el próximo Parlamento y jugará por ello un papel clave en la futura coalición, exige por ejemplo la creación del matrimonio civil, algo que rechazan los partidos religiosos.
"Israel afronta retos enormes. Unámonos para asegurar el futuro del Estado de Israel", dijo Netanyahu al llamar a Livni a unirse. La primera respuesta vino en un mensaje SMS de Livni a los 80.000 miembros de su partido: "Hoy se han sentado los cimientos para un gobierno de ultraderecha bajo Netanyahu. Ese no es nuestro camino". Aunque Livni todavía no ha pronunciado su última palabra al respecto, la canciller aboga por la continuación del proceso de paz con los palestinos. Por el contrario, Netanyahu quiere dejar a un lado las negociaciones e intentar primero una "paz económica" en Cisjordania. (DPA)