F ito Páez, con quien "Río Negro" dialogó en un bar de Ayacucho y Posadas, presentará hoy en la Fiesta de la Manzana su último disco "No sé si es Baires o Madrid". En una extensa charla habló su oficio, de los hijos y sus proyectos.
"La realidad está hecha de muerte y de vida, tiene ambas caras y nosotros ni siquiera participamos mucho en semejante proceso, en el sentido que sucede. Lo que tiene de lindo mi oficio es que se construyen cosas todo el tiempo y se juega con las palabras, con la música, que son lenguajes bien enrevesados y milenarios. Entonces, si se lo hace con amor, siempre gratifica y, con mucha suerte, puede gratificar a alguien también. Amor, digo, por lo que hago, pasión también. Las ganas que todos le metemos a lo que concebimos. Ahí está el secreto de la cantidad de horas que me paso detrás de una idea que seguramente, en muchos casos no funciona y en otros, sí. Y cuando camina es precioso".
- Si no ocurre así, ¿seguís indagando, la abandonás?
- No, es parte del oficio, de la experiencia en la vida con la música. Muchas veces, paso mucho tiempo intentando concretar algo y de golpe, en quince minutos aparece la canción más linda de mi vida. Es parte del hacer. En general, hay más material descartable que asequible. Pero en lo que tomo y pongo en escena, encontré algo que me pareció valía la pena dejar un registro.
- Entregando sus buenos oficios y enfrentando el juicio del público.
- Siempre me acuerdo de una escena que filmó Canal 13 del primer estadio de Vélez con "El amor después del amor" (1993). Una toma que hicieron sobre la subida al escenario? Se apagan las luces y antes de salir al ruedo, yo me agarro la cabeza y digo: ¡No! ¿Qué estoy haciendo en este lugar?
Pero luego, por supuesto, salgo al toro y es maravilloso porque hago música para mucha gente. Se celebra. Un concierto es una situación extraordinaria a la cual se entra de una manera y se sale de otra. Esto te lo cuento como una broma? También es gozoso, siempre. Sabés que vas a una experiencia donde disfrutás y hacés que los demás disfruten.
- Se celebra, dijiste. Era una celebración, de antiguo, estar con los mayores sabios y escuchar la palabra de su experiencia.
- Exacto. Había un brujo, chamán se decía. Era alguien que contaba, cantaba las historias místicas de la tribu, también las paganas. Se supone que nosotros hacemos eso y el que quiera negarlo es un necio. Como uno hace el pan, otro entierra a los muertos, aquel cura a los enfermos, está el que maneja un taxi, yo cuento historias. A veces no son tan legibles, pero de eso también se trata.
Yo intento contar algo y no lo hago tan bien. Siempre hay pifies en lo que hago. "La casa desaparecida" (del disco "Abre" ´99), por ejemplo, es un exabrupto de trece minutos que fue escrito en cuarenta; no fue revisado y trata sobre la Argentina. Es poco legible, hay que meterse muy adentro del texto para descifrar algo que posiblemente sea indescifrable. Pero, en él hay algo que me parece genuino, un balbuceo sobre nuestro país. Y después está "11 y 6" (de "Giros" 85), una canción, un relato clásico (suelta otra vez su risa). Dos chicos que se encuentran en una esquina de una ciudad y tienen una relación divina.
- Encuentros casuales que se transforman en gestos de amor en medio de la indiferencia urbana o de la violencia misma en la calle.
- Es un signo de la condición humana lo que sucede. Me acuerdo de una frase de Charly (García) "y mientras todo el mundo sigue bailando / se ven dos pibes que aún siguen buscando / encontrarse por primera vez" ("Nuevos trapos", "Clics Modernos 83). Lindo, dos pibes besándose en la calle, en medio del mundo, de Friedrich Nietzsche y del delirio humano.
- En eso pienso cuando veo una pareja que apostó a traer una nueva vida.
- No sé si han apostado. La vida se abre paso, va para adelante y siempre es una situación feliz el nacimiento de un niño. Cuando ocurre en entornos felices es bienvenido.
- ¿En qué modo cambiaron los hijos tu mirada? (Terminando el siglo, cuando su pareja era Cecilia Roth, adoptaron a Martín; el 4 de junio del 2004 nació Margarita, fruto del amor con Romina Ricci).
- No asentaron nada, al contrario, estimularon todo mi delirio. Los hijos son delirantes. Son delirantes, bichos hermosos y hay que civilizarlos para que el mundo no les haga daño, pero, en realidad, uno no querría hacer eso. Son tan salvajes y dicen cosas tan hermosas y tan puras? Los chicos, me da la sensación que te sacan del centro y eso es bueno.
- Permiten recuperar pedacitos del mundo niño en el que nos formamos, en el que había señales de lo que hoy somos.
- Estimulan lo que uno siempre estuvo poniendo en juego. Alguien pinta, hace música o esculpe con la parte de niño que tiene.
Entonces, creo que los artistas, en ese punto, tienen un privilegio porque ponen en escena todo el tiempo el niño. Y me parece un gran valor.
- Particularmente, juegan sin miedo con las palabras, los sonidos, las imágenes.
- Se trata de eso, nada más. Por supuesto que hay lenguajes, hay una historia en el lenguaje, una etimología en él. La música es tal desde hace siglos y también las palabras. Entonces, después de cierto tiempo, tampoco hay palabras ingenuas. Es allí donde empieza a jugar el carácter propio, sobre cómo pone en funcionamiento las palabras o la música. Pero, en definitiva, es un juego.
- Que después de tantos años, ¿te ha dejado buenas facturas?
- Imaginá. Tener una vida, una experiencia con la música es un regalo. Me dieron ese regalo y lo disfruto, lo aprovecho y soy muy honesto con él, muy consecuente. Por supuesto, como decía muy bien Truman Capote: cuando Dios te da un don, también te da un látigo que es solamente para autoflagelarse. Una gran frase que es verdad. Nunca te gusta nada. Pero, en realidad, cuando lo ponés en funcionamiento sí te agrada.
- Ahora estás poniendo en funcionamiento tu último compacto, además de temas de los anteriores que siempre te piden y tocás en versiones nuevas.
- Pero porque me gustan. Soy de los músicos que defienden sus canciones, me gusta tocarlas. En Roca voy a presentar "No sé si es Baires o Madrid" con The Killer Burritos, una banda de la cual soy muy fan hace muchos años y tengo la suerte de ser amigo de ellos.
Cuando hicimos "¿De quién es el portaligas?" empezamos a tocar en vivo y después ya nos pegamos, nos quedamos colegas. Y en vez de cinco temas fueron diez y luego quince, veinte? Ahora tenemos un repertorio. Es interesante porque son mis canciones adaptadas a su estilo, cosa que da un resultado muy curioso.
- Cuando la película se preestrenó en el cine de la Alianza Francesa me dejó una sensación muy dulce y un deseo de que le fuera bien con la crítica y el público.
- ¡Qué bueno escuchar eso! Sí, qué sé yo. La peli fue un disparate, pero también yo soy un disparate. Es consecuente con cómo soy, cómo vivo y cómo pienso. Creo que es muy hermosa. Ha pasado el tiempo y de vez en cuando la vuelvo a ver con amigos y nos volvemos a reír. Nos gusta verla. Fue hecha con el corazón. Y si no se hacen las cosas así, te transformás en un profesional y ya sabemos cómo es, profesional en lo amateur y amateur en lo profesional.
- Se viene una nueva filmación.
- Sí, esto que tengo acá (una enorme y gruesa carpeta) es el guión. Se va a filmar en el 2010, seguramente. Se llama "Novela" y vamos a ver cómo se realiza. Estamos justamente en ese avatar, en la pelea económica. Siempre es un tema duro hacer cine. Pero, no es nada nuevo que esto ocurra, parte del juego.