Y al final Cristian Fabbiani logró su objetivo: devolverle el alma al Monumental en una noche copera que parecía ir camino a otra desilusión. "Tenía muchas ganas de entrar y disfrutar, que es lo más lindo. Lo más importante es trabajar para ayudar al grupo. Siempre están las ganas de jugar, pero la decisión la tiene Gorosito", aseguró ayer el atacante, el día después del 1-0 agónico sobre Nacional.
El conflicto entre el jugador y Newell´s para llegar a River fue la novela del verano, algo que le costó no entrenar y perder estado físico como para jugar desde el inicio ahora que logró su objetivo de vestir la camiseta del equipo de Núñez. "Estoy trabajando en la semana para ponerme bien físicamente y cuando entro la idea es tratar de divertirme en la cancha. No estoy al cien por ciento y la pretemporada la estoy haciendo ahora", remarcó.
Con sus manifestaciones públicas por el amor a River, Fabbiani se metió en el bolsillo a los hinchas con sólo haber jugado un puñado de minutos. El estadio Monumental se deshizo en aplausos en cada una de sus intervenciones cuando ingresó a los 14 minutos del segundo tiempo por Gustavo Fernández. "Tengo palabras de agradecimiento para la gente, los dirigentes y el entrenador, que hicieron lo posible para que yo esté hoy acá. También estoy agradecido a mi familia", explicó.
Fabbiani no es un experimentado jugador, pero llegó para jerarquizar a un plantel golpeado que necesitaba un líder y ahora los tiene en él y en Marcelo Gallardo. Por esa condición, se acordó de la vereda de enfrente. "No soy de tirarle cosas a Boca, yo me divierto dentro de la cancha. La Copa es muy difícil y ganó la mayoría de las cosas por penales", concluyó Fabbiani.