NEUQUÉN (AN) - En Neuquén el alcohol es una problemática que afecta a la niñez. La información recopilada por los profesionales del servicio de adicciones de la subsecretaría de Salud enrostra datos alarmantes: la barrera de ingreso al consumo se levanta en la provincia a los nueve años, cuando los niños se encuentran en pleno desarrollo de sus capacidades físicas y cognitivas.
Alteraciones de la personalidad, familias disgregadas, delincuencia y un camino hacia la destrucción de la persona desde niveles neuronales hasta psicológicos, son algunas de las consecuencias de un problema que se origina por distintas causas y que a medida que se agudiza, asombra cada vez menos y se internaliza como una característica de la sociedad.
Adquiere parámetros de normalidad. Ver a un chico tomando se hace común.
Fabio Fortuna, jefe del servicio de adicciones, destacó la falta de asombro frente a las situaciones de consumo en niños como uno de los síntomas más graves que demuestran las bases sociales del problema.
Y la evolución, a sólo tres años de la última encuesta oficial, es alarmante: "La última estadística fue en 2005, el inicio se daba en estudiantes de colegio secundario, entre los 12 y 13 años.
Lo que hemos visto es que ahora ocurre con chicos de sexto y séptimo grado", explicó.
Los datos actuales surgen de los pacientes en tratamiento. El médico explicó que "según los casos de pacientes del hospital en tratamientos, uno averigua que se ingresa al consumo cada vez más a edad más temprana".
El momento coincide con el de otra adicción, el cigarrillo, y se da cuando los chicos están en pleno desarrollo de sus capacidades físicas y psicosociales, los nueve años, la edad promedio que revelan los pacientes del sistema de salud.
La puerta de ingreso, pero también de permanencia, es la cerveza.
"Eso pasa en todos los estratos etarios. Tiene que ver con las propagandas y el fácil acceso a la compra: hay chicos de 10 años que van a comprarle a sus padres", indicó el profesional.
Afirmó que esa situación es la que contribuye al incremento de lo que llama "complacencia social", la falta de reacción ante un niño consumiendo alcohol, una conformidad y estatismo que pone barreras a la búsqueda de soluciones.
"Se hace habitual y cada vez se ve más en las esquinas: chicos que antes se juntaban a jugar al fútbol, ahora se reúnen a tomar cerveza. La complacencia social que hace que algunas cuestiones pasen desapercibidas", señaló.
Las guardias de pediatría han sido otro indicador: "hemos tenido antecedentes de chicos que han ingresado intoxicados a la guardia con 9 o 10 años, intoxicados con alcohol", apuntó.