WASHINGTON.- Tras un agotador día de festejos el día de su investidura, la luna de miel se acabó rápido para Barack Obama: temprano ya estaba en su despacho para afrontar su primer día de trabajo como el hombre más poderoso del mundo.
Él mismo había advertido que quería empezar su mandato con fuerza, y no decepcionó. Aún de madrugada ordenó detener por 120 días todos los procedimientos contra los detenidos en la base militar de Guantánamo, para que su administración puede revisar cada caso, lo que podría ser el primer paso hacia el cumplimiento de una de sus principales promesas electorales: cerrar Guantánamo. (Ver páginas 22 y 23)
Apenas había vuelto del maratón de bailes de gala a los que asistió en la noche del martes cuando dio la orden a su secretario de Defensa, Robert Gates. Después pasó su primera noche en la Casa Blanca recuperando fuerzas para un primer día. Obama arrancó a las 8:35 en el Despacho Oval. Sobre el escritorio encontró, como es tradicional, una nota manuscrita de su predecesor, George W. Bush.
La Casa Blanca no reveló el contenido de la nota. Sólo se hizo público que estaba dentro de un sobre marcado con la leyenda: "De: î43. Para: î44", en referencia al orden que ambos presidentes ocupan en la historia estadounidense.
Obama pasó diez minutos en solitario en el Despacho, hasta que entró su jefe de Gabinete, Rahm Emanuel, para "discutir la agenda" del día. A las 9:10 entró en el centro del poder estadounidense la nueva primera dama, Michelle Obama. Apenas un cuarto de hora después, ambos abandonaron la residencia presidencial a pie para subirse en la limusina que los transportó a la Catedral de Washington, donde asistieron al Servicio de Oración Nacional.
Tras la pausa religiosa, Obama regresó a la Casa Blanca para seguir trabajando en su primer día. Así, agarró el teléfono y llamó a varios líderes de Cercano Oriente para reafirmarles su compromiso con la búsqueda de una solución al conflicto en la zona.
Después firmó sus primeras órdenes ejecutivas, estableciendo un estricto conjunto de normas éticas para los trabajadores de la Casa Blanca. Además, congeló los sueldos de los principales cargos de la oficina presidencial, a los que tomó juramento su vicepresidente, Joe Biden. El objetivo, afirmó, es "ayudar a restaurar la fe en el gobierno".
Para por la tarde, su agenda se completó con dos eventos de gran peso para el futuro: una reunión con sus asesores económicops primero y otra, después, con los comandantes militares en Irak. (DPA)