TEL AVIV/GAZA.- Los tanques israelíes siguen avanzando hacia el centro mismo de la ciudad de Gaza y el nudo comienza a apretar el cuello de Hamas... pero la organización islamista parecer tener todo el tiempo del mundo: su delegación, lejos de cualquier prisa, se entretuvo en El Cairo regateando las condiciones para plegarse a un acuerdo de cese de fuego con Israel.
Y es que Hamas debe evitar a toda costa la impresión de una capitulación. Sus portavoces se esfuerzan desde hace días en presentarse ante la opinión pública como dueños de la situación y negociadores capaces de dictar a todo el mundo, en particular a Israel, las condiciones de una tregua.
Aunque la cifra de muertos de la ofensiva lanzada por Israel el 27 de diciembre roce ya los 1.100 y los daños aumenten día a día, la ecuación de Hamas es muy simple: no sólo los palestinos en la Franja de Gaza, sino también los millones de árabes y musulmanes de todo el mundo, juzgarán a la organización no por lo que haya perdido en esta guerra, sino por lo que pueda ganar.
Hasta el momento, la población civil en la Franja de Gaza se ve impotente, aterrada y atrapada entre dos frentes. Los tanques israelíes se encontraban la tarde de este jueves a un kilómetro y medio del centro de la ciudad. Soldados y milicianos libraban largos e intensos combates en las calles.
Residentes desesperados rogaban desde los balcones de sus viviendas el envío de ayuda internacional. El humo de casas y vehículos en llamas irritaba los ojos y la garganta, y las explosiones de granadas de tanque hacían difícil incluso oír a un interlocutor al teléfono.
"Anoche fue el horror puro. Creímos que arrasarían todo Gaza", relata Umm Karim, madre de cinco niños. "Después de cada noche nos parece que fue la peor. Pero después llega la siguiente y es mucho más grave", añade.
En la Franja de Gaza ya no queda ni un solo lugar seguro. Incluso la sede Naciones Unidas en la ciudad de Gaza fue alcanzada hoy por los bombardeos. Decenas de miles de palestinos, según el organismo, abandonaron sus hogares y se desplazan por la estrecha franja en busca de un refugio seguro. Algo casi imposible de conseguir en estos días. (DPA)