NEUQUÉN (AN/ACE).- Pedro Justo Rodríguez volvió a ver a su familia completa en el avión que lo llevaba al Reino Unido, tres años después de que los militares hubieran entrado por la fuerza a su casa frente a la plaza principal de Cinco Saltos y lo hubieran detenido "a disposición del Poder Ejecutivo Nacional". Su hijo mayor tenía seis años y apenas lo reconoció, mientras el más chico se reencontraba físicamente con el padre del que sólo tenía conciencia a través de los relatos de su madre, Delia Arrásola.
"Cuando llegamos a Inglaterra fue una sorpresa: de la prisión a un recibimiento con banderas argentinas y pancartas que decían ´Bienvenido Perico´", dijo Rodríguez.
Hubo una razón fortuita: dos años antes del golpe en un día de mucha tormenta, la familia cargó en el auto a dos mochileros que venían desde Bariloche al Alto Valle y luego mantuvieron algún contacto y postales por ese gesto.
"Delia estaba muy angustiada cuando yo estaba en la cárcel, y alguien le dijo por qué no les escribía a esos muchachos ingleses; resulta que eran de Amnesty y comenzaron a hacer una campaña a la que se sumaron muchas personalidades, y eso me sacó de la cárcel: en la entrada del avión me quitaron las esposas, arriba me encontré con Delia y los chicos y no me quise bajar hasta que estaba en destino", recordó.
En Inglaterra se sumó a las campañas de esclarecimiento "por los miles que habían quedado en la cárcel" y en procura de saber dónde estaban los desaparecidos. "Los ingleses no entendían lo de los desaparecidos, porque la mentira del gobierno dictatorial decía que la gente estaba en Londres o en Europa y nosotros dábamos otro testimonio: el hermano de Delia (Juan Carlos) desapareció en La Plata cuando yo estaba en prisión y en Londres hicimos campaña por su aparición: era un sufrimiento esa incertidumbre de estar hablando de él y no saber si tenía frío o si necesitaba remedios... y esto se dio por miles".