WASHINGTON.- El presidente electo Barack Obama prometió trabajar para que la industria automotriz sobreviva, pero acusó a los ejecutivos de esas empresas de "ignorar persistentemente la realidad´´ y sugirió que algunos deberían perder sus empleos.
Obama ayer en una conferencia de prensa ofrecida en Chicago que el Congreso hizo lo que debe al pedir cambios en la industria del automóvil a cambio de ayuda federal.
Agregó que el colapso de la industria es inaceptable, especialmente en momentos de contracción económica y pérdida de empleos en todo el país. Sin embargo, agregó que no tiene sentido "meterle más dinero al problema´´ mientras no haya pruebas de que la industria está decidida a la reconstrucción.
Por otra parte, el senador demócrata Chris Dodd fue mucho más directo y declaró ayer que el director general de General Motors, Rick Wagoner, "tiene que irse´´. El legislador dijo también que, además de GM, las otras dos grandes empresas automotrices estadounidenses deberían reemplazar a sus máximos ejecutivos a cambio de un plan de rescate pagado por los contribuyentes.
Dodd, quien encabeza la Comisión Bancaria del Senado, dijo creer que el Congreso aprobará en los próximos días una partida inicial de 15.000 millones de dólares para ayudar inmediatamente a las tres empresas de Detroit.
En declaraciones a la cadena de televisión CBS, Dodd insistió que esas empresas deberían ser reestructuradas si desean recibir más fondos el año próximo.
El senador indicó que las empresas necesitan el dinero con urgencia para evitar la bancarrota en las próximas semanas. A largo plazo, sin embargo, dijo que Chrysler seguramente tendría que ser fusionada con otra firma.
Aún airados por la manera en que el gobierno de George W. Bush administró el fondo de rescate de 700.000 millones de dólares para Wall Street, ahora los legisladores cuestionan las posibilidades de que los otrora poderosos fabricantes automotrices logren sobrevivir.
La medida de emergencia apresuraría una ayuda a corto plazo para General Motors Corp., Ford Motor Co. y Chrysler LLC, al tiempo que le permite al gobierno realizar una total reestructuración de la industria e imponer drásticas restricciones a los tres grandes fabricantes, según dijeron funcionarios legislativos y otros allegados a las conversaciones. Estos dieron detalles sobre el plan a condición de mantenerse anónimos porque aún no es definitivo.
En una entrevista con el canal de televisión NBC, el presidente electo dijo que "lo último que deseo ver es que desaparezca la industria automotriz, pero también me preocupa que metamos 10.000 millones o 20.000 millones o 30.000 millones de dólares o más en una industria y que luego, de seis meses a un año después, regresen con la mano extendida y digan ´dennos más´´´.