NUEVA DELHI.- La indignación de India por los ataques de Bombay corre el riesgo de avivar una peligrosa escalada de la tensión con Pakistán, pese a las advertencias de Islamabad contra toda reacción visceral, sostienen los analistas.
El gobierno de Nueva Delhi acusó a "elementos en Pakistán" de estar involucrados en los ataques que esta semana dejaron 172 muertos en la capital financiera de India, según un nuevo balance entregado por las autoridades este domingo.
India y Pakistán, las dos potencias nucleares asiáticas rivales, han sido en el pasado maestras en el arte de llegar al borde de la confrontación tanto militar como diplomáticamente.
Ahora Nueva Delhi está bajo la extrema presión de la opinión pública interna, que le exige castigos visibles por lo sucedido en Bombay, sobre todo ante las elecciones generales del 2009 y en cuya campaña el tema de la seguridad se perfila como clave.
En un mensaje televisado a la nación el jueves, el primer ministro indio, Manmohan Singh, prometió que los autores de los ataques en Bombay pagarán "un alto precio" por su acción. Y el sábado convocó una reunión con los responsables de las fuerzas armadas.
Sin embargo, los analistas piensan que las opciones del gobierno indio son limitadas.
El primer límite, según el ex consejero de seguridad nacional Brajesh Mishra, es la falta de pruebas de que Islamabad tuvo un papel directo en los sucesos de Bombay.
"Pocos datos sugieren que los asaltantes estaban apoyados por el gobierno paquistaní", dijo Mishra.
Sin embargo, el ex ministro de Relaciones Exteriores, Kanwal Sibal, no descartó la posibilidad de una respuesta armada india contra su vecino rival.
Pero "los dirigentes indios deben medir muy cuidadosamente las consecuencias del uso de la opción militar, en un contexto más amplio de paz y estabilidad en la región", consideró Sibal.