LAS GRUTAS (ASA).- Tienen entre 12 y 14 años, cuerpitos esmirriados y unos ojos ávidos de azul que hasta ayer sólo habían visto el agua que se estanca en las aguadas de un paraje en el que hace dos años padecen de sequía y en el que sólo existen mezquinas lagunas en las que durante el verano sus habitantes no pueden siquiera remojarse.
Pero Anahí, Antonella, Mónica, Emmanuel, Inocencio, Leandro, Sebastián, Adolfo, Pablo, Romina y Georgina gracias a una sucesión de gestos solidarios pudieron viajar desde Colan Conhue (el lugar ubicado a 100 kilómetros de Jacobacci).
"Yo conocí el mar a los 10 años y todavía recuerdo la sorpresa que experimenté, pero la mayoría de estos chicos jamás habían abandonado la Línea Sur y al llegar al residencial en el que nos alojamos, antes de ir a la playa, me preguntaban por qué acá las casas estaban tan juntas, porque en ´Colan´ sólo cada tanto hay una vivienda", relató emocionado Oscar Suárez, el director de la Escuela hogar 216.
La visita de los chicos se gestó gracias a la conjunción de la solidaridad de un nutrido grupo de personas e instituciones.
"Nos comentaron que el matrimonio Mirano, los dueños del alojamiento ´Isabel´ de la villa veraniega, solía donar estadías completas para escuelas rurales. Hicimos el contacto con estas personas, así que gracias a la colaboración de la provincia que donó los pasajes en tren, a la Dirección de Fomento que se ocupó del traslado de los niños hasta Jacobacci y a la empresa de transporte que nos llevó desde San Antonio Oeste al balneario pudimos aprovechar la invitación de los hoteleros", relató el docente.
El ansioso contingente llegó ayer a primera hora, y luego del desayuno de bienvenida partió hacia las playas que verían por primera vez. "Los primeros comentarios fueron de asombro y hasta de temor, me preguntaban si se nos iba a venir el agua encima, quién ´manejaba´ las olas, cómo podía existir tanta agua junta, hasta que se largaron y todos terminaron zambulléndose, felices de disfrutar del mar", agregó.
A media mañana esa felicidad pudo ser compartida por los vecinos que volvieron a experimentar el milagro la frescura del paisaje al ver a un puñado de chicos jugando en el mar.
La alegría de los chicos, que volverán a Colan Conhue luego de una semana en la que visitarán el Puerto SAE y las playas de Viedma, quedó resumida en las palabras de una de las nenas, que al bajar a la playa dijo qué ´el mar es como un cielo grande, en el que uno puede bañarse".
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