Hace casi un mes, Boca caía ante Estudiantes por 2-1, y no pocos pensaron que aquella derrota en La Bombonera podría significar la despedida del equipo de Carlos Ischia del Apertura. El solitario líder de entonces, San Lorenzo, se veía demasiado lejos para los ojos azul y oro. Pero se sabe, en fútbol nunca está dicha la última palabra.
Llegó el receso por las eliminatorias mundialistas y con ello el obligado impasse doméstico. Se creía que este tiempo muerto ayudaría a Boca de rearmar sus fuerzas, pero Julio César Cáceres habló desde Paraguay, le apuntó sus cañones a Juan Román Riquelme y el "cabaret (parte II)" se reinstaló en La Ribera, justo antes del superclásico con River.
Con todo este lastre a cuestas, Boca salió a jugarle al eterno rival, que no transita justamente por su mejor momento. Lo dijo Ischia después del 1-0, mitad ironía, mitad verdad: "sólo le ganamos al último".
Este partido, siempre movilizador más allá de las circunstancias de cada uno, marcó la resurrección de Boca en el torneo. El ´xeneize´ dio una muestra de unidad y su grito de presencia en el Monumental, se escuchó hasta en Boedo. Estaba listo para dar pelea una vez más.
Luego vino Central hasta la Bombonera, con victoria 2-1 con gol agónico de Gaitán, y después Banfield en el sur. "Si ganamos hoy, todo va a depender de nosotros...", arengó Riquelme en la boca del túnel antes de salir a jugar con el ´Taladro´. Es que después llegaba San Lorenzo, con el agregado de que el ´Ciclón´ ya no soplaba como en las primeras fechas.
Pero la desgracia se interpuso en su camino hacia la cima. La muerte de Pedro Pompilio volvió a poner a prueba el temple del grupo, que otra vez pudo salir a flote. Es más, Boca dio una imagen de unidad fortificada ante el dolor. La dedicatoria general de los jugadores hacia el palco de la familia Pompilio, tras el gol de Riquelme, entregó la imagen de un equipo con mística y espiritualidad.
Ahí está Boca, metido de llenó en la recta final del Apertura, cabeza a cabeza con Tigre y su vencido del último domingo. A seis capítulos para el final, el ´Xeneize´ casi no tiene postulantes al título en su camino, salvo Vélez en La Bombonera. Claro que tendrá dos visitas riesgosas: Arsenal, siempre complicado en el Viaducto, y San Martín, en la infernal Ciudadela tucumana.
Otro tema. Habrá que ver si Boca evoluciona en la Copa, el doble frente podría perjudicarlo en el sprint final del torneo.
