SAN ANTONIO OESTE (ASA).- Recorrer las costas del Golfo San Matías en una mañana de primavera de un tiempo a esta parte es como abrir una puerta imaginaria que nos comunica con la intimidad de esos maravillosos cetáceos que, según estimaciones, estarían llegando cada vez en mayor cantidad a las aguas rionegrinas.
Inmensas y majestuosas, las ballenas francas no parecen advertir la emoción que generan al entregarse ante la mirada de los ocasionales visitantes, a las distintas alternativas de su apareamiento (Ver recuadro aparte) y al cuidado de sus ballenatos, que nadan tan cerca de las hembras que parecen unidos por un lazo invisible, apropiándose de un espacio que en un abrir y cerrar de ojos se convierte en el escenario de una cotidianidad que asombra y maravilla.
A bordo de una embarcación, este medio recorrió el miércoles último junto a un biólogo y a un buzo del Instituto de Biología Marina "Almirante Storni" 64 km. longitudinales de costa, en una franja comprendida entre la desembocadura de la ría de SAO (en un sector en el que confluyen Las Grutas y Punta Villarino) y Playa Orengo (una zona costera que desemboca en Viedma), y pudo registrar la presencia de 54 ballenas que, en grupos de cópula, de madres junto a sus crías o de individuos solitarios, parecían mostrarse dispuestas a 'recolonizar' espacios que tiempo atrás les habrían pertenecido naturalmente.
"Desde que se prohibió la caza de estos mamíferos, aproximadamente en 1930, la tasa de nacimientos comenzó a crecer, y por eso paulatinamente se está evidenciando una presencia mayor de ejemplares, que es notoria también en Río Negro, ya que según estimaciones recibimos un 10% de los individuos de las especies que visitan golfos vecinos" expresó Guillermo Svensen, el biólogo del Instituto que acompañado del buzo Sandro Acosta realizó el último relevamiento mencionado.
Aunque sólo existen estimaciones, el profesional explicó que "la gente vinculada a la pesca e incluso aquellos que se dedican a estudiar el comportamiento de las ballenas coinciden en esta 'sensación' de que cada vez son más las que visitan el litoral marítimo rionegrino".
Las especulaciones que cita Svensen parecen confirmarse al ver a los numerosos grupos de ballenas que retozan despreocupadas.
"En el relevamiento que realizamos el miércoles pasado observamos al menos cinco grupos de cópula, una madre con una cría que por el tamaño seguramente nació el año pasado, ya que su porte era mayor al que se espera de un ballenato, y el resto fueron individuos solitarios, que se movilizaban en grupos de dos o tres ejemplares" apuntó el biólogo.
Pese a que el rigor científico le impide aventurar afirmaciones basadas en registros que todavía no cuentan con la suficiente sistematización, Svensen confrontó mentalmente estos últimos datos con los números obtenidos a través de un censo aéreo realizado en el 2007 entre Puerto Lobos (Chubut) y la desembocadura del Río Negro.
"En ese vuelo organizado el año pasado por el departamento de mamíferos marinos del Centro Nacional Patagónico (Cenpat) observamos hacia finales de agosto la presencia de 112 ballenas, y un día antes de ese avistaje aéreo sobre el mismo sector relevado el miércoles último habíamos observado 12, así que realmente me asombró la cantidad de ejemplares que contabilizamos en este censo, pero habrá que reiterar los avistajes para precisar si a través del tiempo se mantiene este aparente incremento de la densidad de individuos en las costas locales".