LONDRES (AP).- Corren malos tiempos para los vendedores de lapiceras de mil dólares. O champaña, autos deportivos u orquídeas. Pocos tienen ganas de hacer ostentación en la City, el distrito financiero de Londres, en medio de las convulsiones provocadas por la crisis financiera de Wall Street.
Se han perdido miles de empleos, instituciones que parecían sólidas han desaparecido, corren los rumores... y nadie sabe cómo terminará. La depresión ha descendido sobre la City, después de años de boom económico con bonificaciones de cientos de miles de dólares, almuerzos lujosos y fiestas con champaña.
"Priman dos emociones: la codicia y el miedo'', dijo el ex analista bancario Geraint Anderson. ``La gente piensa que se acabó la fiesta''. Y no se trata sólo de banqueros, agentes bursátiles y analistas, sino de las decenas de miles de personas cuyo trabajo depende de ellos.
Unas 350.000 personas trabajan en los 2,6 kilómetros cuadrados de la City: el 60% en finanzas, el resto servicios de apoyo y otros negocios.
El terremoto financiero que comenzó en el mercado hipotecario de Estados Unidos ha provocado temblores en toda Europa. España, cuya pujante economía fue otrora la envidia de Europa, contempla la turbulencia financiera con particular temor. Tras el colapso del sector de la construcción que alimentó una década larga de expansión económica, la economía española creció en el segundo trimestre apenas un 0,1%, sufre un desempleo del 10,7% y una inflación de casi el 5%.
La economía británica es particularmente vulnerable, debido a la rápida deflación del precio de la vivienda y los elevados niveles de endeudamiento personal.