La Justicia investiga una mesa de dinero perteneciente a una entidad bancaria, en la que narcotraficantes mexicanos y colombianos vinculados con Sebastián Forza, una de las víctimas del triple homicidio ocurrido en General Rodríguez, cambiaban cheques para lavar dinero proveniente del tráfico de drogas.
Según informaron fuentes de la pesquisa, en un informe publicado por Gustavo Carabajal y Gabriel Di Nicola del diario "La Nación", esa mesa de dinero pertenecería a un ex socio de Forza y ex jefe de Ariel Vilán, el gerente financiero de una droguería que se suicidó arrojándose desde un noveno piso, en Boedo.
El descubrimiento de dicha mesa de dinero constituyó el nexo entre el grupo de narcotraficantes mexicanos que había instalado una "cocina" de metanfetaminas y éxtasis en una casaquinta de Ingeniero Maschwitz, y de los tres colombianos atacados a balazos en el estacionamiento del Unicenter Shopping, en Martínez.
Durante esa masacre, ocurrida el 24 de julio, fueron asesinados Héctor Duque Ceballos y Jorge Quintero Gartner. El primero de ellos tenía un pedido de captura nacional en Colombia y, las autoridades de ese país lo investigaban porque sospechaban que era un supuesto lugarteniente de Carlos Mario Jiménez, detenido en 2006 y extraditado a los Estados Unidos.
El dato de la mesa de dinero en la que colombianos y mexicanos descontaban cheques para blanquear el origen del efectivo, fue aportado por un testigo de identidad reservada que declaró la última semana en el juzgado federal de Zárate-Campana, a cargo del juez Federico Faggionatto Márquez.
En la investigación del magistrado federal y en la pesquisa de la masacre del shopping de Martínez, a cargo del fiscal Jorge Apolo, aparecerían dos nombres en común: el de Sebastián Forza y el de uno de sus ex socios.
Además, dos días después del hallazgo de los cuerpos de Forza, de Damián Ferrón y de Leopoldo Bina en un zanjón de General Rodríguez, fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense afirmaron que había llamadas telefónicas entre la primera de las víctimas y Julián Jiménez Jaramillo, el colombiano que escapó del ataque del shopping.
"Se encontraron contactos entre personajes de las dos
causas. No sería extraño que estas mafias internacionales quisieran disputarse la zona norte del Gran Buenos Aires para producir drogas", dijo una importante fuente de la investigación.
A partir de la reconstrucción del cuadro de relaciones de Forza, los investigadores sospechan que, desde hace un año, se habría convertido en el supuesto proveedor de precursores químicos de distintos grupos de narcotraficantes que instalaron laboratorios para producir drogas sintéticas y cocaína.
Aparentemente, Forza les vendía efedrina a los mexicanos que fabricaban metanfetaminas y ácido clorhídrico, éter y acetona a los colombianos que "cocinaban" cocaína.
Luis Tarzia, uno de los detenidos por la causa en la que se desbarató el laboratorio de Maschwitz, le dijo al juez Faggionatto Márquez que conoció a Forza por medio de un ex socio de la víctima.
Ese ex socio de Forza es el propietario de la mesa de dinero vinculada con una entidad bancaria del microcentro porteño, en la que los narcos mexicanos y colombianos cambiaban cheques.
También es el dueño de la droguería en la que Vilán trabajaba como gerente financiero.
Una de las actividades más importantes de Vilán, que escribió una carta en la que dijo que tenía miedo que lo mataran, como empleado del ex socio de Forza, era cambiar cheques por cuenta y orden de su jefe en una "cueva" situada en Corrientes al 400, de la Capital.
"No es creíble que Vilán se suicidó porque debía dinero. Hay algo más detrás de esa muerte, quizá se mató porque conocía sobre las supuestas actividades ilegales de su jefe", sostuvo el investigador consultado.
Fuentes de la investigación explicaron que Forza le debía tres millones de pesos a una persona que, tiempo atrás, fue investigada por la DEA y que tendría 22 droguerías.
Ese hombre habría sido nombrado por la esposa de la víctima, Solange Bellone, cuando declaró como testigo en el juzgado de Zárate- Campana.
A esa persona, Forza le tenía miedo. Por seguridad contrató a un colaborador externo de la DEA, que en las últimas horas declaró como testigo de identidad reservada. Ese testigo conocía a la perfección los movimientos y contactos comerciales de Forza de los últimos seis meses.
Una de las 22 droguerías de la persona investigada por la DEA estaría a nombre de uno de los prófugos de la causa a cargo de Faggionatto Márquez. Se trata de Jorge Ochoa, que sería un indigente que, a cambio de una significativa suma dinero, prestó su nombre para que abrieran la empresa.
Esa firma le habría vendido efedrina a los narcotraficantes mexicanos.