El Estado rionegrino dispone de 17 millones de pesos al año para darle de lunes a viernes una taza de leche a 119.000 chicos en 580 escuelas de toda la provincia. El refrigerio se completa un puñado de galletitas o una ba
rrita de cereal y demanda, según los cálculos del Ministerio de la Familia, una erogación de 86 centavos por día para cada alumno.
Para completar la provisión se aportan a los municipios otros 8 millones anuales, de los cuales la mayor parte se destina a los alimentos frescos para los comedores, y un porcentaje menor para el suministro de pan, mermelada o dulce, según el requerimiento puntual de los establecimientos.
Toda la mercadería que compone el refrigerio y que es aportada desde la cartera que conduce Alfredo Pega es la que suministra la controvertida firma Flavors y Cia SA y la UTE que conformó esa empresa con Masily SA para participar de la licitación realizada en el 2006. Consiste en cajas de leche en polvo, saborizante -cacao, café instantáneo o vainilla-, azúcar, infusión -té o mate cocido- y panificados -galletitas o las barritas de cereales-.
El encargado del programa del Ministerio de la Familia dedicado a la entrega de productos para el refrigerio escolar y para los comedores, residencias y escuelas de jornada extendida, es Mauricio Boland, un joven funcionario con varios años en el área. A su manera relata cómo se lleva adelante este procedimiento.
"El año pasado fue medio complejo, porque costaba conseguir lo que sea, desde la leche, las galletitas, no había proveedores que quisieran proveer tanta cantidad, pero gracias a Dios pudimos terminar el año sin ningún problema", cuenta Boland.
"El tema de la leche, que era lo más complicado, nos costó horrores, porque por ahí encontrábamos leche para encarar una zona, pero temíamos que faltara en alguna otra", afirma conjugando los verbos siempre en primera persona.
-¿Pero no es responsabilidad de Flavors conseguir los proveedores? -preguntó "Río Negro".
"Sí, claro -se corrigió Boland-, nosotros le metemos presión a la empresa y ellos a su vez salen a buscar los proveedores".
Cuenta, por ejemplo, que con las barritas de cereales surgió un problema porque el envoltorio provisto por Georgalos era el mismo que se encuentra en los negocios. "Se lo tuvimos que cambiar", afirmó, insistiendo con las expresiones que poco diferencian el rol del Estado y el de la firma adjudicataria.
La mercadería se distribuye mensualmente en todas las escuelas de las provincia. La misma empresa es la que debe hacer la distribución "porque nosotros licitamos el servicio puesto en las escuelas. Hay algunas que no tienen servicio porque no lo necesitan, hay CEM en los que los chicos no toman la leche. En total 119.000 alumnos son los que reciben el refrigerio".
Boland se jacta de que su número de celular está en poder de casi todas las directoras de las escuelas y que además hay coordinadores del programa en varias localidades.
Por cuerda separada se maneja el suministro de los alimentos frescos, ya sea destinados a los comedores o a complementar la leche de los refrigerios. "El fresco va a través del Promenú, es dinero en efectivo que se deposita todos los meses para que el municipio compre los frescos para acompañar el alimento seco, pero eso es para los comedores", explica el funcionario.
En total se asisten a 180 comedores, escuelas hogar, residencias y escuelas de jornada extendida, que involucran a unas 20.000 personas diariamente, que comen estos platos compuestos en un 30% de productos que provee Flavors y el otro 70 en alimentos frescos. Un plato de comida le cuesta al Estado, según los cálculos de Familia, 1 peso de preelaborados y 2,30 en frescos.
Lo que envía la empresa cuestionada son fideos tallarines y guiseros, mezclas de arroz, arroz común, salsas de tomates, latas de arvejas y de choclos, queso rallado, postres de vainilla, sopas, mezclas para hacer ñoquis, tartas o pizzas. "Muchos de estos productos son genéricos", explica Boland, refiriéndose así a productos iguales a los que se ven en las góndolas de cualquier supermercado. "Lo que Flavors elabora por sí son las mezclas, que las vamos variando. Al tener la planta en Conesa es una ventaja porque nos sentamos con el tipo que elabora y le decimos, mirá esto tiene mucha sal, o le falta tal o cual cosa. Y así logramos que ahora tengan muchísima más aceptación que cuando arrancaron", aclara el funcionario.
PEDRO CARAM
pcaram@rionegro.com.ar