NEUQUÉN (AN)- La ministra de la Corte Suprema de Justicia, Carmen Argibay, afirmó ayer que "los jueces están trabajando a pulmón" en la resolución de las causas por delitos de lesa humanidad cometidos en la última dictadura. "Hacemos lo que podemos, lo mejor que podemos", indicó.
Afirmó que estos juicios "son muy difíciles" para los magistrados, que sufren "un estrés brutal". Y defendió la decisión de la mayoría de los tribunales del país de limitar la presencia de cámaras fotográficas y de televisión durante el desarrollo de los debates.
Argibay estuvo ayer en Neuquén para participar de las Jornadas Preparatorias de la Región Patagónica en el marco de la Tercera Conferencia Nacional de Jueces, organizadas por el Tribunal Superior de Justicia de la provincia, de cuya inauguración participó ayer el gobernador Jorge Sapag. Durante una conferencia de prensa dijo que los juicios por delitos de lesa humanidad "no se podrían hacer si no fuera por el trabajo a pulmón de los jueces". Puso el ejemplo de Neuquén para señalar que "la Justicia hace lo que puede: vieron qué pasó con la sala en la que se había previsto hacer este juicio, que no era del Poder Judicial, porque no estamos preparados para tener salas de este tipo".
Dijo Argibay que "estos juicios son muy difíciles para los jueces. No tenemos noción del desgaste que esto les implica, es un estrés brutal. Aunque todo el mundo crea que ser juez es algo fantástico y maravilloso, es muy ingrato, siempre hay alguien que se queda disconforme y dice que somos vendidos, coimeros, o que no sabemos nada". Habló, además, de las presiones y cómo resistirlas (ver aparte). La ministra de la Corte aseveró, por otra parte, que "no hace falta que haya millones de personas presentes para que el juicio sea público. Yo que he estado en tribunales internacionales (fue jueza en la Corte de La Haya) les puedo decir que en ninguno se permiten fotografías ni cámaras de televisión ajenas a las que son del tribunal para el registro histórico".
Explicó que "los flashes incomodan y ponen nerviosos a los testigos" que en algunos casos "se alteran de tal forma que hay que suspender su declaración". Advirtió que además se puede "contaminar la prueba" porque una persona que observa lo que declara otra, puede modificar su propio testimonio. "En estos casos hay que cuidar hasta el más mínimo detalle para que sea todo perfecto de acuerdo a la ley, para demostrar que cuando uno cree en el Estado de derecho puede hacer las cosas bien. Y para demostrar que somos distintos, que hacemos las cosas como la ley manda, y que no somos ni asesinos ni delincuentes ni cometemos delitos de lesa humanidad. Somos distintos, y les vamos a dar todas las oportunidades, todas las garantías, porque creemos en la ley y porque creemos que es la única forma de vivir en sociedad".