Una interna que finalmente se resolvió a las apuradas entre el ministro de Salud Daniel Vincent y el subsecretario del área Claudio Ferrón dejó síntomas claros de que la salud del gobierno de Jorge Sapag se ha debilitado esta semana.
El cierre del episodio que, en apariencia, dejó las cosas como estaban antes del inicio de la disputa, fue la estrategia a la que apeló el gobierno para tratar de poner fin a una incómoda derivación del conflicto: la denuncia surgida del propio ámbito oficial de la existencia de al menos un centenar de empleados que cobran pero no tienen función asignada.
Inicialmente no se comprendió por qué motivo Ferrón estaba con un pie afuera del gobierno cuando el lunes a la tarde comenzaron a circular las primeras y débiles versiones sobre su alejamiento.
Pocas horas después, Salud ya se había transformado en lo más parecido a una colmena descontrolada y, de inmediato, comenzaron a surgir rumores de todo tipo, alineamientos dentro del sector y demostraciones de poder.
La difusión de un documento oficial con el listado de algunos "ñoquis", elaborado por la directora general de Sueldos de la Subsecretaría de Salud, Mabel Monsalve, fue la frontera que el gobernador Sapag habría preferido no cruzar.
Aunque nadie lo reconoce oficialmente, la incapacidad de la gestión para resolver los múltiples problemas que enfrenta Salud habría sido el disparador de la disputa interna, según admitieron fuentes allegadas al gobierno.
En una reunión de gabinete, Sapag exigió soluciones a su ministro y Vincent puso la carga de la responsabilidad de los errores cometidos en su segundo hombre, al que finalmente le pidió la renuncia.
Ferrón resistió la salida con múltiples armas, agregaron las fuentes. La renuncia también se la pidieron la vicegobernadora Ana Pechen y el propio gobernador, pero el subsecretario no se fue.
Dicen que Ferrón respondió, palabras más, palabras menos, que no estaba dispuesto a pagar por los errores surgidos por la aplicación de sucesivas políticas que en los últimos años fueron dañando el otrora ejemplar sistema de salud provincial.
Cuando los "ñoquis" aparecieron en escena en medio de esta pulseada, el gobernador rebobinó y obligó a Vincent y a Ferrón a sentarse juntos para la fotografía.
Después de lo que ocurrió entre el ministro y el subsecretario no está muy claro cómo funcionará, en adelante, la ya desgastada convivencia.
Vincent y Ferrón tuvieron roces desde que asumieron los cargos. El subsecretario trabajó en los equipos de campaña de Sapag, mientras que el ministro llegó después, cuando el triunfo estaba asegurado.
Con el sistema educativo funcionando y sin conflictos gremiales, la crisis en el área de Salud ha sido un frente de problemas importante para el gobierno. Si algo le faltaba a Salud, que suma reclamos con los salarios de los empleados, con los insumos y con el equipamiento de los hospitales, era una indisimulada y pública interna en el principal nivel de conducción.
Al sistema sanitario le faltan cien médicos, pero la provincia no los consigue porque los sueldos que ofrece no son atractivos. Se han construidos hospitales nuevos pero hay dificultades para equiparlos, y a los más antiguos hay que mantenerlos y actualizarlos con fondos que resultan insuficientes.
Los empleados del sector, al igual que los de otras áreas del Estado, tienen expectativas de mejorar los sueldos en el segundo semestre del año. Pretenden una recomposición de al menos un 30%.
Como se sabe, el gobierno de Sapag quiere solucionar las finanzas en el corto plazo con recursos que ingresarán tras la renovación de los contratos petroleros. El primer acuerdo, el de Repsol YPF, está por salir.
Al borrador de ese contrato ya lo están revisando los abogados. En los próximos días el gobernador lo tendrá en su despacho para darle la puntada final. Luego será enviado a la Legislatura, donde no hay opinión unánime sobre la política petrolera que lleva adelante el gobernador.
Si se llegara a demorar el proceso de renovación de licencias para la explotación de las áreas de petróleo y gas, el gobierno entrará en una zona de turbulencia. Estos ingresos extraordinarios son importantes para llegar a fin de año, según ha reconocido en otras ocasiones el gobernador.
La inflación que impacta sobre los gastos de funcionamiento también sigue presionando sobre los salarios, mientras los gremios estatales delinean el próximo campo de batalla, previendo que las futuras negociaciones serán más duras que las anteriores.
El escenario político tampoco es de perspectiva serena para el oficialismo. Sapag comenzará esta semana una ronda de reuniones con seccionales del Movimiento Popular Neuquino (MPN), pero la tarea la realizará, por ahora, en el interior.
La capital hoy huele demasiado a sobischismo y puede ser hostil para el sapagismo.
El gobernador busca recomponer fuerzas internas, previendo una anticipada reaparición de Jorge Sobisch que ya envió mensajes en ese sentido, a través de sus allegados.
El sobischismo entiende que los tiempos políticos se van a acelerar y pretende reordenar a su gente para ocupar espacios en la interna del MPN.
Desde el gobierno hay señales de preocupación, en especial por lo que puede llegar a suceder en los poderes legislativos.
El viernes la vicegobernadora Ana Pechen reunió a concejales y diputados del MPN para ver si es posible afinar la orquesta en un mismo tono.
En la última semana, sucedieron dos episodios que dejaron huella.
Cuando se aprobó el presupuesto provincial, un legislador del MPN no lo votó porque no estaba en su banca, y en el Deliberante se evidenció un comportamiento contradictorio dentro de un bloque que está fuertemente influenciado por el sobischismo.
GERARDO BILARDO
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