Contar que Maradona es el centro de la escena del mundo showbol es casi una obviedad. Con una vitalidad digna de un deportista en plena actividad, Diego "es" el showbol y alrededor de él gira toda una superestructura.
Ni el paso del tiempo, ni los excesos, ni el mismo roce con la muerte, han logrado disminuir, aunque sea una pizca, la potencia del polo de atracción que lo rodea.
Dice sentirse en uno de los mejores momentos de su vida y su vitalidad lo demuestra. Por estos días Diego se encuentra en Pekín, yendo de partido en partido, apoyando a cada uno de los deportistas argentinos, con una energía difícil de comprender luego de haber pasado por tantos sobresaltos. Esa misma energía fue la que desparramó por San Juan con su showbol y la que "Río Negro" pudo palpar desde muy cerca.
Su imán es tan grande que hasta el mismo gobernador de sanjuanino José Luis Gioja tuvo mover cielo y tierra para poder sacarse la foto con él.
Durante el día del partido frente a Chile de la semana pasada, Diego no bajó de la suite presidencial.
Es que allí tenía absolutamente todas las comodidades y servicios: un sommier de dos plazas y media con un plasma de 29 pulgadas en la pared, un amplio living con mesa, silla, sillones, heladera, otro plasma, un moderno sistema de calefacción, ante baño y baño con detalles de oro. Esos mismos "lujos" lo esperan cuando llegue en octubre a la zona.
En esa habitación Maradona almorzó y cenó alternadamente, pastas y arroz con pollo, bebió agua mineral sin gas y exprimidos (naturales) de naranja.
Junto a Walter, su custodio personal, vio la victoria de Boca sobre Arsenal en el partido de ida de la Recopa Sudamericana, se calzó su inseparable "bolsito", se subió al micro que posee el showbol, y el partió junto al equipo rumbo al gimnasio "Aldo Cantoni".
Fue un recorrido plagado de hinchas que mostraban su afecto desde las veredas, algunos que seguían el micro en moto y sacaban fotos con celulares. Mientras, adentro sonaba "Cara de Gitana", la versión moderna de Leo Matioli de aquel hit que popularizó Daniel Magal de los años '70. Hasta que se impuso el "Argentina, Argentina" cuando el colectivo se acercaba al estadio.
Allí lo esperaban una 8 mil personas para seguir idolatrándolo. Una convocatoria similar, o superior, se espera para cuando el "10" pise el suelo de la zona.
JOAQUÍN PERALTA
jperalta@rionegro.com.ar