QINGDAO (Télam, enviado especial) - Un bote muleto, un departamento alquilado a pocas cuadras del Qingdao Olym-pic Sailing Center, un cocinero improvisado, una dieta con alimentos de inen- tendibles etiquetas chinas, yoga, meteorología y reuniones de autocrítica componen sólo una parte de la vida que Carlos Espínola y Santiago Lange realizaron hasta llegar a la medalla de bronce en Beijing.
Hace más de un año, "Camau" y Lange decidieron alquilar un departamento en la zona donde ayer concluyeron las pruebas del yachting en los Juegos Olímpicos.
El encargado de la coordinación y logística, Mariano Galarza, se convirtió en el chef de los atletas argentinos. Su improvisada tarea tuvo una complicación extra, ya que los deportistas fueron sometidos a una dieta para incidir lo menos posible con su peso en la embarcación.
Las dificultades de encontrar los alimentos e interpretar mediante dibujos cada contenido de las latas o envoltorios escritos en inentendible, para ellos, idioma chino, potenció el mérito de Galarza.
El trabajo en la pista de yachting también dependió de otros colaboradores, como el meteorólogo italiano Alessandro Pezzoli, quien avisó con dos días de anticipación que la medal race se disputaría bajo un diluvio, y del profesor de yoga Daniel Espina, decisivo para la concentración.
Otra de las actividades diarias infaltables fueron las reuniones de autocrítica y programación, en las que no podía estar ausente el entrenador Matías Buhler.
La situación más compleja de las muchas que se presentaron fue la rotura de la embarcación principal, la misma con la que habían participado en Atenas 2004.
A casi dos meses de los Juegos, el barco fue chocado. "Camau" y Lange trabajaron contrarreloj para repararlo, pero la embarcación tenía fallas estructurales y no rendía los resultados esperados.
Entonces, los argentinos comenzaron a trabajar para preparar un barco muleto, que fue el que los llevó hasta el bronce.