EDUARDO ROUILLET
Desde que se juntaron allá por el 87, Bersuit (Gustavo Cordera en voz, la guitarra eléctrica de Oscar Humberto Righi, Carlos Martín en batería y percusión, Alberto Verenzuela en guitarra, voz y armónica, los coros de Carlos "Cóndor" Sbarbatti y Daniel Suárez, Juan Carlos Subirá en teclados y acordeón, y el bajo de René Isel "Pepe" Céspedes) no ha parado de trabajar, de tocar, de crear, de crecer y multiplicarse.
Una de las tantas fotografías de la banda, muestra a Gustavo desde atrás con los brazos abiertos y las mil cabezas del público. Imagen de un líder, de un espacio de poder... "Y sí... Es un lugar de poder, muy potente. Hay muchas cosas sutiles que estoy empezando a descubrir. Uno vislumbra e intuye cosas, pero, para presentirlas, sentirlas en el cuerpo, necesita tiempo. Observo que, en principio la música es una resonancia muy saludable, muy poderosa para toda la especie humana en general, y para todo el mundo animal, también. Podría decir, pero como un atrevimiento de mi parte porque no lo pude comprobar, que las plantas pueden ser influidas por la música. Por todo lo musical, no solamente emitido desde un parlante, también el canto de los pájaros, el sonido del viento, de la tierra, del agua, las distintas frecuencias sónicas que existen en la naturaleza. Cada planeta tiene una frecuencia, la Tierra está en mi, Marte en fa..."
"A lo que voy con esto, es que es una manifestación del alma de las cosas, muy pero muy poderosa. Si a eso sumamos la coexistencia de mucha gente dentro de un concierto y la palabra que puede resultar vacía en sí misma pero tiene, contiene una emoción, una temperatura que también emite una vi
bración; el movimiento del cuerpo, con todo lo que significa, bailar, saltar, cantar. Se arma un rito misterioso con mucho poder, como todas las cosas que tienen misterio. Y nos atraviesa a todos."
"Normalmente nos confundimos y tendemos a creer que nosotros o nuestro ego propiciamos este tipo de acontecimientos y ocurre exactamente lo opuesto; no somos nosotros, es una fuerza que nos atraviesa. Está un poquito desarrollado en la canción "Laten bolas", del último disco, que justamente se refiere a eso. Mucha gente pensó que el tema tenía más que ver con una cuestión machista, testicular, y al meterse en la letra se ve que no tiene absolutamente que ver. Por ahí lo toca de una manera aledaña, periférica, pero se relaciona con lo esférico, con lo atómico, molecular, con la forma de nuestro planeta, la pelota de fútbol, la panza de la mujer embarazada, de los senos, los óvulos, los espermatozoides. El poder de lo perfecto, de lo esférico y
del misterio."
"Es una situación de poder y a mí, ahora me resulta más cómodo haber descubierto que no depende de mí; es algo que me traspasa y de lo cual me tengo que hacer cargo. Hay que ser conciente del poder que se tiene sobre un escenario, de lo que está en juego en un concierto. Hay muchísima gente y con mucho poder para destruir o para amar, para cualquier cosa. Cuando subimos a un escenario somos responsables de lo que ahí ocurra."
- Tiene que haber un ejercicio responsable del poder.
-Claro. Igual, a ningún líder de rock, a ninguna banda se le ha enseñado sobre una experiencia de vida. Todo lo hemos aprendido solos, en la clandestinidad, muchas veces desde el silencio.
- En las letras de ustedes hay un uso responsable de la palabra, un cuidado particular en la ubicación de cada término...
-Responsable es el vocablo justo. Nosotros expresamos lo que queremos decir y trabajamos muchísimo en eso. La tarea máxima que tengo en este momento, como artista, es -primero- la interpretación, estar en el alma de lo que digo. Cargar cada palabra con el alma que se merece para lo que estoy contando. Y otro asunto fundamental es hurgar dentro mío para encontrar las palabras y las formas de expresar lo inexplicable. Lo que tiene valor en sensación, en imágenes, en sentimiento. Y es muy complejo porque son dos mundos muy distintos que se juntan misteriosamente, el del código, de la razón, y el de lo sutil. Es una labor ardua para quien hace canciones. Ir indagando y profundizando para verdaderamente decir lo
que quiero y siento expresar, mi experiencia de viaje, mi experiencia de vida, hasta dónde llegué en las profundidades de mis sentimientos. Hacer una canción es facilísimo, por lo menos para nosotros que tenemos oficio. Lo que no es sencillo es decir, es dar un instante de luz, algo auténtico, relacionado con una experiencia valiente de vida.
- También sembrar preguntas como ¿nos quedará niñez, capaz de perfumar el futuro que vendrá? ("Rebelión").
-Es un gran interrogante, no? Sembrar preguntas, decís bien. Este disco, para mí, tiene el valor de un renacimiento dentro de la historia de la banda, porque cuando hacemos "Y punto", el primer compacto, empezamos a diseñar una búsqueda, que no era feliz por entonces. Porque estábamos tratando de hacer candombe, cumbia, de juntarlos, experimentar. El proyecto no había sido muy acertado por falta de oficio, de experiencia y porque cuando alguien se interna en una búsqueda, le puede llevar una vida hallar algo. Se encontró una síntesis interesante de todos esos años primeros, cuando llegamos a "Libertinaje" y Bersuit se cristalizó, para decirlo de alguna manera, en "La argentinidad (al
palo)" y en "Testosterona" con una forma de ver el mundo y un modo de decir que mucho se relacionaba con la disconformidad, con la protesta, con lo mordaz, lo incisivo con respecto a lo moral, a las leyes, a un montón de cosas que tienen que ver con las miserias humanas. Nuestro último compacto empieza a presentar una nueva tónica: la pregunta. Empieza, porque todavía tiene cosas del pasado. Para mí es un trabajo de transición, de transformación, con cosas felices y otras que no lo son. Hay temas que no aportan novedad alguna dentro de nuestra historia y otras novedosas como, justamente, "Rebelión", "Laten..." y "De ahí soy yo"."
- ¿Y en "El guerrero"?
- Hay otra pregunta, sí.
- Seguimos debatiéndonos entre ser o no ser, dice. No está entre signos de interrogación, pero sigue siendo la cuestión.
-Sigue siendo. Sí, "El guerrero" tiene la tónica de haber comenzado a indagar en otros mundos. Creo que Bersuit, a esta altura, va a dejar la protesta por la palabra propuesta. Por empezar a liberar energía de amor, energía creativa, destellos luminosos. Todo esto es un viaje de la opacidad a la brillantez, de lo oscuro a lo lumínico. No quiere decir que alguno de los mundos sea mejor que otro, es solamente una transformación. No estamos rehusando de los veinte años pasados, pero cuando continúa el viaje artístico, somos muy honestos con nosotros mismos en cuanto a lo que nos está pasando y no queda mucho tiempo para ser consecuentes con lo que sentimos.
- "Rebelión" también dice, nos produce fobia amar.
-Veo fobia hasta en lo mediático, en lo cultural. Hoy, una persona dichosa es sospechosa, más vilipendiada que un asesino. Cuando llegás a algún lugar, compartís dolor, problemas; pero si sos dichoso y lo comunicás, se genera un silencio, un vacío, quedás en soledad. El amor y la dicha parecen no poder compartirse. Eso me produce una curiosidad y un dolor enormes, también cierta rebeldía. Y el rock se hace eco de eso. Podemos emitir y comunicar dolores, muerte, degradación, putrefacción, pero no dicha y amor.
- La belleza que esto último implica.
-La belleza que implica esto último. Y la verdad... Nos vamos a zambullir en eso si así lo sentimos y lo vamos a expresar con total naturalidad, porque me resisto a creer que el rock tenga que quedarse encallado en la estupidez de creernos la víctimas de la sociedad y del mundo.