NEUQUÉN (AN/ACE).- El primer golpe de escena frente al Tribunal Oral Federal (TOF) lo dio ayer, cuando todavía era de noche, la llegada de las motocicletas policiales que con las balizas encendidas le abrieron camino a los dos utilitarios del Servicio Penitenciario Federal en los que trasladaron desde el penal de Roca a los ocho militares imputados. Una decena de dirigentes de Hijos por la Identidad y la Justicia, contra el Olvido y el Silencio (HIJOS), les tributó una andanada de insultos cuando protegidos por personal con escudos de acrílico transparente, los condujo al edificio.
Con el correr de las horas la calle Carlos H. Rodríguez, entre avenida Argentina e Irigoyen se pobló de manifestantes -al mediodía había más de 400-, que con decenas de banderas y pancartas multicolores, con consignas contra los represores de la dictadura militar y pedidos de justicia y cárcel a los genocidas, se expresaron durante toda la mañana, en que se realizó la primera parte de la audiencia.
En los árboles del costado norte de la calle se colgaron las pancartas, empezando por las rojinegras de HIJOS, con la consigna de"Justicia con vos"; a un costado las rojas con letras amarillas del Partido Obrero; la verde y blanca de ATE; la de ATEN; de los trabajadores de Fasinpat; de la Federación Universitaria del Comahue; del PTS; del Centro de Profesionales de Derechos Humanos.
"Vamos a tratar de estar en todas las jornadas de audiencias", dijo Ana, de General Roca, una dirigente de la Corriente Estudiantil Popular Antimperialista (CEPO), organización que conduce la FUC. Junto a otros compañeros, muñidas de termo y mate, se apostaron para manifestarse por juicio y castigo a "los culpables de la represión, secuestros y desapariciones de la época de la dictadura".
Inés Rigo de Ragni y Lolín Rigoni, de Madres de Plaza de Mayo, participaron de la manifestación callejera y siguieron la lectura de las acusaciones a través de las pantallas que se instalaron en la vereda.
No sólo las pantallas y el sonido instaló la Secretaría de Derechos Humanos de Neuquén, sino que dispuso también de sillas para las personas mayores.
Nilda Eloy, dirigente de Derechos Humanos de La Plata, también estuvo ayer frente al tribunal para respaldar el reclamo de justicia de los organismos regionales.
"Olé olá, olé olá... a donde vayan los iremos a buscar", fue el cántico que más se escucho a lo largo de la mañana y retumbó con fuerza en en primer piso del edificio, donde se hace el juicio.
El dispositivo de seguridad comprendió la colocación de una valla en la esquina de Irigoyen -que impidió la circulación vehicular- y otros tramos de vallas en la puerta de acceso.
No hubo desbordes y excepto los insultos a los imputados cuando ingresaron y algún grito a los abogados defensores, cuando ingresaban para la reanudación de la audiencia en la tarde, no hubo incidentes.
Una combi de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, estacionada frente al ingreso, sirvió para que quienes ingresaban al edificio sometieran a controles de un detector sus pertenencias. Lo tuvieron que cumplir hasta los abogados defensores.
El servicio de atención sanitaria lo ofreció un equipo de profesionales del hospital Castro Rendón. Lo integró un médico -quien dispone de una sala en el primer piso para alguna eventualidad-, un enfermero, un camillero y el chofer de la ambulancia, apostada también frente al tribunal.
Mientras tanto, adentro de la sala una de las abogadas querellantes, Ivana Dal Bianco, pedía la palabra para plantear la frustración por iniciar el juicio en un lugar inadecuado por la falta de espacio y obtenía el rechazo del Tribunal Oral Federal (TOF), Orlando Coscia (ver aparte).
Afuera, un un puesto se ofrecían choripanes -a 5 pesos-, trozos de carne o costeletas asadas -a 8 pesos-, con el aderezo que se pidiera, y gaseosas.
En otro la oferta se limitaba a choripanes -también a 5 pesos-, pero agregaba otra alternativa: tortas fritas amasadas a la vista, a 12 pesos la docena.
Ofrecen la Legislatura
NEUQUÉN (AN).- A partir de las roturas de la antigua Legislatura, que devolvieron el juicio contra represores de La Escuelita al edificio del Tribunal Oral Federal, los diputados Ariel Kogan (PJ) y Soledad Martínez (Alternativa Neuquina) presentaron un proyecto de declaración para que el Poder Legislativo ofrezca el recinto en el que sesionan los legisladores para el desarrollo de la prueba testimonial.
La iniciativa cuenta con el aval de toda la oposición (Concertación, Alternativa Neuquina y UNE), aunque no del MPN, que ofreció a cambio la biblioteca legislativa. Hoy se presentará un escrito a la vicegobernador Ana Pechen para plantear el ofrecimiento del recinto, con la posibilidad de convocar a una sesión especial para mañana para hacer efectiva la declaración, o bien, con menos pasos administrativos, poner a disposición el edificio mediate una resolución de la presidencia de Cámara.
"Nos reunimos con la gente de la Asamblea por los Derechos Humanos y con algunos de los querellantes, que nos dijeron que son muy inadecuadas las condiciones del lugar", sostuvo Martínez.
Amenaza
NEUQUÉN (AN).- "Que se deje de romper las pelotas porque la va a pasar muy mal". Esa frase escuchó la esposa de un fotógrafo de "Río Negro", acreditado para cubrir el juicio de la Escuelita, cuando ayer por la mañana atendió una llamado dirigido al periodista. Por el hecho presentó la denuncia en la fiscalía correspondiente y trasladó la preocupación a las organizaciones de derechos humanos.
"Me dijeron que se fuera del diario", relató la esposa de Leonardo Petricio, uno de los reporteros gráficos de "Río Negro" acreditados en el juicio por los crímenes de La Escuelita. Según le confirmaron desde HIJOS, es la primera amenaza en el proceso que comenzó ayer. La amenaza fue cerca de las 9:15 de ayer y, según interpretó la esposa de Petricio, podría tratarse de personas que no residen en la zona.
En la búsqueda de los que no están
NEUQUÉN (AN/ACE).- Nora Vecchi se levantó de su silla y clavó sus ojos celestes húmedos en busca de la cara de cada uno de los que del otro lado del blíndex ingresaron al banquillo de los acusados: durante minutos interminables se quedó paralizada como conteniendo la respiración en demanda de respuestas que aún no logra: saber el destino de su hermana desaparecida.
Nora no dijo nada, ni se sumó a los gritos del grupo de hijos en contra de los represores que ingresaban a las 9.13 a la sala de audiencias del Tribunal Oral.
Fue una mirada tan fuerte y fulminante como la de Patricia Chabat en 1999 cuando vio entrar al juicio por la Verdad (en Bahía Blanca) a Julián "El Laucha" Corres y esperaba ponerle la cara a la voz de quien fue el responsable de sus torturas y vejaciones.
"El único momento en que me ganó el llanto fue cuando presentaron el caso de Oscar Ragni, porque el no está ... los otros están..., él no está y Cecilia tampoco", dijo.
Cecilia Vecchi vivía en Cinco Saltos y era estudiante de primer año de Servicio Social cuando fue detenida en Neuquén; permanece desaparecida e integra el listado de casos de esta misma causa que aún está en instrucción en el juzgado de Guillermo Labate.
Consultada para saber qué buscaba ver en el grupo de militares acusados que entraban a la sala del juicio, su mirada se tornó vidriosa y recalcó con una voz que buscaba ser fuerte pero se negaba a salir: "nunca los vi. Fue una sensación horrible, me embargó algo inexplicable que va más allá de la angustia, pero no sentí ganas de llorar, sólo me quebré cuando escuché hablar de Oscar, porque como Cecilia, él no está", dijo. Para la querellante de la APDH Nerea Monte, la jornada de ayer independientemente de los trámites normales de lectura de acusaciones y temas legales, "siempre es fuerte, en especial a las víctimas luego de 30 años de impunidad, por tener en frente a las personas que han tenido el poder de la vida y de la muerte, y de tantos vejámenes".
